Calle de La Habana (Cocó Galli)
Nos alojamos en casas de familia, lo cual hizo más rica la experiencia aún.Son un pueblo maravilloso. Un pueblo digno, entero, creativo, solidario.Hasta el tiempo cambia de dimensión por allá. Miden el tiempo con otros relojes, no el del eficientismo, sino con el suyo propio.Descansan sobre una solidaridad y unión, que podría llamarlos los inventores de las redes sociales. ¡Son hormigas gigantes! ¡Y relajadas! ¡Y de sonrisas amplias! ¡Y de brazos tendidos!Las miradas de los cubanos invitan y las caderas de las cubanas acompañan.
Algunos ejemplos:
Si te enfermás, allá: te preguntan tu nombre, después qué te duele; luego la doctora (en mi caso) te diagnostica, el enfermero te aplica la inyección, juntos te dan las cremas para el tratamiento y sólo después te preguntan si tenés obra social.
Si te perdés, allá: inútil que busques un mapa, ni que consigas un teléfono, ni que te conectes a Google. Un cubano o cubana (a partir de los ocho años ya se dan maña) te dirán cómo llegar, mientras entablan una interesante conversación contigo.
Si te encontrás de madrugada caminando por cualquier callecita oscura (de noche en La Habana se ven las estrellas), lo más grave que te puede pasar, y a lo único que le podés temer, es que algún cubano te haga, elegantemente, saber: mi vida, que la noche es de los dos (convite que podés rechazar gentilmente).
Todas las personas con las que conversé, adultos, niños, hombres y mujeres saben dónde queda Mar del Plata.
Creo que Cuba es mucho más Martí que Fidel. Cuba es, no parece.Cuba no es servil, es solidaria.
Como verás, Cuba me enamoró. Con sus grandes y viejas casonas en mal estado; con sus playas maravillosas; con su falta de productos de limpieza y con sus ropas impecablemente blancas; con su falta de vidrieras y sus mujeres elegantes; con la salud física y espiritual de su gente; con sus farmacias desprovistas de Rivotril, con sus bancos que cierran las puertas para almorzar, con su falta de packaging y de basura; con su falta de papel y los cuadernos impecables de los chicos; con su dignidad y sus "atrasos"; con sus interminables colas en Coppelia (la heladería), con la mirada de una juventud espiando internet; con ese sentimiento que tienen de sentirse parte, de ser ellos su país, con lo bueno y con lo que quieren cambiar o superar.
A Cuba vuelvo.¡¿Qué más?!
Arq. Cocó Galli Mar del Plata
"Arte soy entre las artes y en los montes, monte soy." En referencia a la obra Versos Sencillos (1891) de José Martí. (Cocó Galli)