Ya en el avión las cosas empezaron a marchar mal... no poder mirar por la ventanilla durante todo el viajeme parecía un aburrido infierno. La taza de chocolate caliente me quemó la lengua y la batería de mi Ipod se estaba agotando. Una vez más deseé estar en cualquier parte con él,
con su cara de niño pequeño,
su delgadez maravillosa, sus besos me parecían los más dulces desde las alturas.
Mis oídos dejaban de funcionar, me sumía en un sueño superficial, leve y cansado.
Que ganas de aterrizaje, nunca tuve miedo a morir.
Destellos, destrozos, pedazos de su cuerpo rodeando el mío.
Fluidos mezclados. Ganas.
Y estamos tan lejos...
no sé como conseguiste atraparme.
Con esos dedos tan finos.
Recordar su descaro, su forma tan fea de hablar.
Despertar. Estoy lejos de todo lo que me protege.
En el suelo un colchón... y una ventana que me muestra mi nueva realidad...
quizás las decisiones frías e impensables son las más peligrosas.
Y me duermo pensando en su piel, en sus costillas...
en su calor dentro del mío.
En su inmadurez confusa.
Tan pequeño... es tan pequeño...
y yo estoy tan cansada...
y a decir verdad, es el único que me pinta los labios de sonrisa.
Mis ojos se cierran... ha sido un viaje largo...
el único que me pinta los labios de sonrisa...
LaNiñaMariposa: Köln 2013 Junio.