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Vicisitudes de un galo en Transportes Urbanos de Sevilla

Publicado el 11 enero 2010 por Jackdaniels
Vicisitudes de un galo en Transportes Urbanos de Sevilla
El objetivo de TUSSAM es la satisfacción de nuestros clientes; diseñar la red, mantener nuestros vehículos y prestar servicio a plena satisfacción de nuestros clientes y de los que trabajamos en ella, asumiendo el compromiso de cumplir los requisitos legales y reglamentarios, asegurando la estabilidad financiero patrimonial e incorporando aquellas innovaciones tecnológicas que contribuyan a la prestación de un mejor servicio y al desarrollo sostenible de la ciudad de Sevilla”.

Con este rimero de grandilocuentes y ambiciosas palabras es definida la “misión” de TUSSAM en el Manual de Gestión actualmente en vigor en la empresa municipal de transportes urbanos de Sevilla. En el mismo documento se especifica que para lograr el éxito de tal misión es necesaria la participación de todo su personal, “al que se le facilitará los medios necesarios para que pueda realizar su trabajo”.

También se determinan los valores que han de orientar el trabajo para la consecución del objetivo, entre los que se destacan “impregnar el estilo de trabajo de optimismo y actitud positiva”, “generar orgullo de pertenencia a la organización”, “estimular el compromiso de cada trabajador desde su ámbito de responsabilidad” y “fomentar la comunicación en la empresa potenciando los flujos de información vertical, descendente y ascendente, así como la comunicación horizontal”.

Todo ello con la finalidad última de “conseguir que los empleados vean cumplidas sus expectativas respecto a lo que el trabajo les debe proporcionar, creando un clima que fomente la vinculación de todos con la estrategia y objetivos de la empresa, que consiga motivar a los empleados y les aporte la formación necesaria para su desarrollo personal y profesional”.

Y vive dios que toda esta doctrina eufemística, con soporte documental incluido, se cumple a rajatabla y con precisión de cirujano experto en los vastos dominios del imperio. A los hechos me remito; que los hechos me salven o me condenen.

Tussam cuenta en la actualidad con cuarenta y tres administrativos en su plantilla. Todos ellos, como es obvio, tienen a su dispocsición un puesto de trabajo específico y adecuado a sus necesidades laborales, dotado de una mesa y una silla confortables, ordenador y teléfono, amén de los utensilios básicos necesarios para poder realizar con efectividad su tarea.

Bueno todos, lo que se dice todos, no. En una recóndita y alejada dependencia del vasto imperio existe uno, un galo rebelde e irreductible, que no cuenta con nada de eso: el que esto escribe.

Vicisitudes de un galo en Transportes Urbanos de Sevilla

Ese galo cabezota y pertinaz tiene una mesa diferente al resto, mucho más pequeña e incómoda, no dispone de teléfono ni de ordenador, levitando así en una suerte de aislamiento y discriminación con respecto a los demás mediante el que pretenden someterlo. Porque ese galo testarudo ha cometido la imperdonable osadía de creerse libre y ejercitar su derecho a la libertad de expresión. Y el imperio no perdona, como tampoco hace prisioneros.

Del tal guisa, el galo abominable en cuestión no puede acceder a su cuenta de correo interna, ni tampoco a la web oficial de la empresa o al portal del empleado para efectuar cualquier gestión telemática como cualquiera de los administrativos.

Tampoco tiene acceso a las herramientas ofimáticas que le son propias a su categoría profesional y, cuando tiene que realizar una llamada o recibirla, ha de ser a través del terminal de uno de sus compañeros.

De esta forma es como la dirección de Tussam pretende conseguir que el galo inmisericorde que comete la osadía de pretender expresarse en libertad se adecue a los principios recogidos en el Plan de Calidad y “vea cumplidas sus expectativas, se vincule con las estrategias y objetivos de la empresa, esté motivado y se desarrolle personal y profesionalmente”.

Porque no se puede consentir de ninguna de las maneras que se extienda como una plaga bíblica esa extraña moda que se ha impuesto en los últimos tiempos entre los galos de abrir blogs en los que poder manifestar cuanto les venga en gana. No vaya a ser que por obra del diablo y cuando menos nos lo esperemos, nos convirtamos todos en galos de la noche a la mañana.

Y mientras esto ocurre, otros, responsables de quienes se dedican a implantar tan ejemplares políticas en una empresa pública, pendientes de si cae mucha o poca nieve en Sevilla.

Definitivamente, están locos estos romanos.



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