Victoria
La noche nos rodeaba por encima de la bruma. Dios sabía lo que iba a suceder y preparó el escenario a conciencia. Frente a frente, estábamos, el monstruo que había devorado a todos los seres del planeta, y yo, el único superviviente. Tenía un plan maestro. Me puse en guardia con mi espada y escudo dispuestos. Lo vencí rápidamente cuando, al abalanzarse sobre mí, solté mis armas y me dejé engullir.
Torcuato González Toval