Vida Postmortem

Publicado el 29 abril 2012 por Ninocactus

Lo curioso es que él mismo era una rosa cuando quería. No necesitaba regalarme un ramo pues él se transformaba en flor. Podía sentir sus caricias como pétalos frescos. Su aroma. No recuerdo bien el momento, pero comenzó a marchitarse. Tal vez debí haberlo cuidado con más mimo. Entonces se convirtió en piedra. Y de la misma manera que nunca hizo falta que me entregase flores, no fue necesario que arremetiera con un arma para sufrir sus golpes. A veces roca, a veces cuchillo, a veces pistola... ¿Lo entiende?... Y ahora me acaba de matar. Se lo aseguro: estoy muerta.
NiñoCactus