Os voy a narrar aquí
Con mi torpe poesía
La historia de una dama
Que ni el doña merecía.
Quizá una verdad
O tal vez media
Pero no lo dudéis
Es así de necia.
Érase una vez
Una dama muy bella
Que lucía muy orgullosa
Sin creerse una plebeya.
Tan bella era la dama
Que los hombres admiraban
Su porte y su elegancia
Más no la soportaban.
Nunca dijo un lo siento
Y un te quiero ni lo cuento
Creíase especial la pobre
Pobre al menos de sentimiento.
A ningún galán ofreció
Su flor, su divino tormento
Que en las noches sacudía
Faltándole hasta el aliento.
Pasaron así los años
Su belleza tornó desgarbo
Y sólo la pretendían
Los de negro hábito largo.
Triste y sin compañíaMurió sin doña una noche
De blanca luna teñida
Que no tuvo ni un reproche
Para la dama que le observaba
Mientras su guadaña afilaba.