Revista Talentos
Vida triste de niño nazi
Publicado el 29 octubre 2015 por PablogiordanoUno de los primeros programas eugenésicos que precedieran a la moderna selección genética humana fue Lebensborn, desarrollado para el régimen nazi por Heinrich Himmler en 1933 con el ingenuo fin de crear superhombres arios. Veintemil nacimientos tuvieron lugar en los distintos centros especiales. El primero de esos bebés es el protagonista de esta novela. Protegido y bautizado por el mismísimo Hitler, llamándolo Konrad Von Kebnersol, Max (el nombre que le diera su madre) comienza a contar su día a día desde el útero hasta la caída del Führer. El pequeño cerebrito nazi del niño tambaleará constantemente no sólo por las noticias sobre la casi inminente caída de Berlín sino por su amigo y “hermano mayor” judío quien le muestra la realidad de las víctimas y sirve de modelo reparador en un mundo donde se las tendrán que arreglar solos a pesar de las diferencias. Tomando de base a Au nom de la race de Marc Hillel, editado en 1975, la marroquí Sarah Cohen-Scali evidencia en Max que aún se pueda seguir escribiendo sobre el nazimo. Entre otras abominaciones, y con lujo de detalles, la novela también da cuenta de los miles de raptos de chicos polacos para ser “germanizados” y la vida subterránea de las ciudades sitiadas por los Iván (apodo dado por los sitiados a los soldados soviéticos), creando el conocido marco de posguerra tan propicio para conocer los márgenes de la psicología humana. A pesar de la molestia que produce no poder identificarse con el personaje principal, el ladrillo de casi 450 páginas es entretenido y pone de cara al lector más de una vez allí donde preferiría no mirar. La autora es licenciada en filosofía. Publicó una veintena de libros infantiles y varias novelas de suspenso para adultos. Max recibió el Premio Sorcières 2013 a la mejor novela para jóvenes, otorgado por la Asociación de Bibliotecarios de Francia en conjunto con la Asociación de Libreros Juveniles. A veces cuesta entender esta división en la literatura según edades, y más cuando se intenta imponer una zona gris entre lo infantil y lo adulto. Una cosa queda clara: esta novela puede ser leída y disfrutada por personas de cualquier edad, justamente, porque es una obra adulta por donde se mire.