Revista Literatura
Ojalá la superstición humana de que un cambio horario como el resto, un cambio aleatorio de fecha -que ya es 2014 en Sidney y un día después en Nueva York, y aquí puedes tomarte las uvas y repetir otra vez en Canarias, pero hasta febrero no llega el año nuevo en China- digo, una superstición tan abstracta, sirviera de verdadero interruptor, como el enchufe de la luz, para quitar o poner acciones.
Mis propósitos para el Feliz Año Nuevo 2014 son no tener propósitos. Si los encontrara, ya volveré por aquí a escupirlos.
SALUD