Suya, entre la tormenta, sin temor a vientos ni tempestades.
Siempre suya, sedienta de su palabra, de su piel, sedienta de esos versos que escribe en sus días.
A su merced, como hoja que el viento lleva, lejos.
A veces a ras del suelo, otras volando por un sueño.
Ardiendo, entre sus manos, con el deseo desbordando, con tan sólo sus verbos.
Esperando el milagro de su mirada, de sus dedos.
Esperando la tormenta de su abrazo.
La calma de su fuego. Que no cesa. En las noches crece imparable y fuerte.
Como si pudiera tocarlo, como si nada importase.
Que no sea su tacto, su aliento, sus ganas.
Y espera.
Sin rendirse ni apagarse.
Suya, rendida, entregada. Desesperadamente suya.
Derramado por Zarem
@zarem9
[Retazos de Zarem]