Borracho perdido,abandonado al humo de esquirlas diversas, habité garitos en la espera de que alguien me ofreciese un pecho. En el extremo de la barra; donde todo se condensa.
Un beso, y gracias, Eva.
Te recuestas bajo la penumbra en el viejo rincón de siempre. Con la mirada perdida buscas mi voz mientras la tuya se baña en las últimas gotas de alcohol que se perfilan en el escuálido hoyuelo de lo que queda de tu ajado rostro.Te acaricio con ella, como cada vez que vienes a buscarla. Fiel amante de mis viernes perdidos, se refleja en la voz de cada bolero el destello centelleante de tu locura. Te sigo besando con ella, exangüe y cada vez más ronca y alejada de algunas notas, en un amago de dulzura, como siempre he solido hacerlo esperando no ajarte más el ama. Las notas vuelan en sinuosos aleteos bajo la sórdida nostalgia de algún escondido recuerdo.Te acercas al piano, y lo haces sonar una vez más. Tocas la misma de siempre. Aunamos viejas quimeras en la estela que el humo dibuja con las siluetas de nuestras umbrías sombras, en un último trago.Y una noche más alzas tu copa salpicando el humo y la melancolía. Y yo con esa picardía que aún me queda en la mirada, aunque cansada, le guiño un ojo al destino.Algún día dijeron que la congoja tiene nombre de mujer y que me nombras entre vahos y delirios de golpe y de un trago bebiéndote los aplausos que arrastra mi nombre esperando aliviarnos algún día a ti de la pesadumbre del olvido, y a mí de los malvividos recuerdos.
P.S. Nuestra Historia ya la doy por acabada. La publicaré en breve. ;-)