Sobre esta materia inerte, dominada con garra por el pálpito incesante, de un núcleo encarnecido que con estupor rige, el destino de la vida.
II
Sobre esta materia inerte, la virtudes del letargo adormecido, la paz del frío, de un sentir que te cala hasta los sesos estremeciendo los sentidos.
III
Sobre esta materia inerte, en cada atónito paseo; sobre, y bajo, y dentro de tu húmido manto la paz, el sosiego, la quietud que necesito.