VI
Kilómetros de habitación desierta
y una pestilencia de olores mezclados;
aquí se respira el perfume de la muerte,
el olvido, los libros, las ropas en el piso, el silencio,
la pintura, el sexo.
La habitación, llena de los huecos vacíos
que dejan los cuerpos;
se lavanta inmensa sobre mi cabeza,
se explanden sus paredes y el techo se distancia.
me dispongo a una tregua,
me someto a la brutal redención de la ansiedad
que acorrala los instintos, te imagino.