Revista Diario
En el año2000 científicos descubrieron una proteína llamada sincitina. Esta proteína esproducida solamente en algunas células bien específicas del embrión humano: enlas células encargadas de formar la placenta.Lasincitina, entonces, es esencial para el desarrollo normal de un ser humano enel útero materno.
Como todaproteína, la sincitina está codificada en nuestro ADN, en un gen. Increíblementeel gen que codifica la sincitina no es humano. Es un virus.Lacapacidad de formar placenta ¿fué entregada a los mamíferos por un virus?, sepreguntaron los científicos.
Y asíparece ser. Diferentes estudios en mamíferos placentados desde entonces hanhallado el mismo gen de sincitina en chimpancés, gorilas y varias especies demono. El gen también es viral y muy similar.Añosdespués científicos franceses descubrieron una segunda proteína sincitina. Ligeramentediferente, ésta tiene como función aplacar el sistema inmunitario de la madre.De esta manera, la madre no reconoce al embrión y a su placenta como ‘tejidosextraños’, y no los rechaza.
Hasta ahorase ha descubierto sincitina también en ratones y conejos. También, codificadapor un gen viral. Hace poco se ha hallado una forma diferente de sincitina en grannatidad de especies de carnívoros: perros, gatos, hienas también portan en suADN un gen viral que permite a sus embriones formar placenta.
Va quedandoclaro en la actualidad que hace muchos millones de años atrás – y en variasocasiones – una cepa de virus infectó algún ancestro evolutivo de los mamíferosy les entregó la capacidad de formar placenta. Esta capacidad resultó ser muyconveniente y los mamíferos tuvieron, desde entonces, un tremendo éxitoevolutivo.
Pero estasimbiosis entre virus y mamíferos no se limita sólo a la placenta: en estosmomentos se han hallado unos 100.000 fragmentos de ADN de virus incrustados ennuestro ADN humano. Son tan numerosos que llegan a constituir un 8% de nuestromaterial genético.
¿Qué hacenestos virus metidos en nuestro ADN? Quizás la mayoría hayan mutado y se hayaninactivado, pero otros – como el de la sincitina – aún poseen capacidad paraformar proteínas y participar en nuestro desarrollo.Sorpresanincreíbles que la ciencia descubre día a día.
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