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Barres con una mano, friegas los platos con otra, quitas el polvo con la tercera y limpias el baño con la última. Mientras tanto tu príncipe te pregunta dónde metiste las pantuflas que no las encuentra por ninguna parte. Al igual que este dios de piel azul, tú querrías tener una flor de loto, una maza de oro, una caracola y un sudarshaná chakrá en mano; en cambio, tienes una esponjita, la aspiradora, la cuchara de madera para revolver el estofado y la plancha. Tu príncipe pasa con las pantuflas puestas, pues estaban donde siempre, y te pregunta a qué hora estará lista la cena. Tú querrías, como el dios hindú, habitar en el paraíso y tener cuatro manos; en cambio, habitas en una casa y, aunque no lo parezca, tienes tan solo dos extremidades.
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