Revista Fotografía

Visita a las Médulas en el Bierzo. Por Max.

Publicado el 17 marzo 2011 por Maxi

VIDEO DE LA VISITA A LAS MÉDULAS

Aprovechando el puente de Carnaval, dispusimos el acercamos al paraje único de las Médulas. Hicimos noche en Villafranca del Bierzo, y bien temprano emprendimos camino al pueblo de las Médulas, llegando a él cuando –al contrario del día anterior- un sol radiante comenzaba adueñarse y templar el ambiente. Íbamos comentando particularidades relativas a estas tierras, intentando hacernos idea de lo que representaría una pila de mil quinientas toneladas de oro, que es el monto –quizá un poco exagerado- que se estima consiguieron extraer, en tiempos de los romanos, de aquellos montes.

Presumo que en estos parajes no llueva demasiado, aunque el cercano paso del Sil con su buen caudal, sin duda atraerá las tormentas, que con saña azotarán y desgarrarán la tierra, dejando el pedregal a flote. Sería interesante poder contemplar un día de vendaval, las nubes dando tumbos entre los cerros, rebotando y soltando rayos y truenos, sobre las tierras resecas, llenas de rajaduras, convertidas en terrones endurecidos y cortantes por el sol, y que se te clavan en el calzado, como si fuesen los cachos de vidrios, que se colocan en los muros, para que nadie se atreva a saltarlos.

Con la idea de regresar a comer al pueblo, iniciamos la conocida como ruta larga –a nuestra manera- ya que disponíamos por delante, de unas cinco horas. En leve subida pronto llegamos a una fuente donde llenamos los botellines, cruzándonos con los primeros excursionistas de porte oriental, estos circulando plácidamente en un todo terreno. Allí mismo comenzamos una importante cuesta entre cientos de castaños, algunos centenarios y nudosos, otros tiernos retoños de pocos años, eso sí todos pelados sin hojas.

Las formas de la felicidad son muy variadas y no responden a ningún patrón, así que no puede extrañarnos que algunos disfrutemos trotando por los montes, e intentando imaginar como discurriría la vida de aquellas gentes, hace un par de miles de años, esforzándonos en comparar la realidad presente con una historia situada a bastante distancia en el tiempo. Muchos de aquellos esclavos del Imperio, seguramente perecieron enterrados como chinches -por miles- dentro de los cientos de kilómetros de canales y galerías que fue necesario construir, para poder hacerse con el preciado mineral.

Parece ser que los indígenas que habitaban repartidos en castros por aquellos alrededores, ya explotaban de manera racional –o precaria- esta mina a cielo abierto, pero con la llegada del imperio romano, se aceleró la degradación del entorno, dejándonos como resultado el surgimiento de una naturaleza espectacular –casi como ahora lo conocemos- caracterizado por las caprichosas formas del terreno, formado por arenas rojizas perfectamente integradas con la vegetación de castaños, robles, escoberos, encinas y carrascos, que colonizaron a posteriori el degradado medio.

Poco a poco fuimos ganando altura hasta llegar al mirador de Orellán, en esta ocasión no visitamos la gran galería que allí se nos brinda, nos limitamos a disfrutar del panorama y tirar unas cuantas asemeyas, continuando de seguido con una subida más descansada. Pudimos visitar -un poco antes de llegar al campo la Braña que parece ser fue un gran depósito para almacenar el agua- un trozo de uno de los canales que fueron excavados en la roca, y traían el agua desde las faldas del monte Teleno, hasta la explotación minera.

Seguíamos a buen paso la senda Perimetral –con leve pendiente- cuando nos encontramos con una desviación bien señalizada y con un tramo final de escaleras con gruesos troncos, que nos condujo a las Médulas de Yeres, desde donde pudimos observar el pueblo a vista de pájaro, tiene varias galerías a las que se puede acceder con cuidado, aunque haya postes y una cuerda para sujetarte.

Continuando la senda, se divisa nevado el monte Teleno, que me viene a avivar los recuerdos de cuando estando en la mili, acudíamos de maniobras y nos liábamos a lanzar cohetes contra el monte –en pleno verano- dando lugar a que este se incendiase y tener que acudir después a apagar el fuego. Al fondo se divisa el Sil majestuoso, los pueblos colgados detrás de las colinas y bastantes escombreras de minas de carbón, apilan sus estériles en los sitios más inverosímiles. Llegados al mirador de Pedrices, nos entretuvimos haciendo asemeyas y disfrutando del panorama, el pueblo perdido abajo, desde aquí se aprecia en toda su extensión el tamaño volumen de tierras removidas con tan precarios medios, por unas gentes que con su ingenio, lograron transformar el paisaje de tal manera que no lo reconocería ni la madre que lo parió. Todo en aras de conseguir el vil metal

El regreso lo efectuamos con buen ritmo, con pocas paradas, el camino es llevadero, poco empinado. Pasado el mirador de Orellán el terreno se desgaja en hondas barrancas, alfombradas de vegetación -sobre todo castaños- con paredes cortadas y rojizas. Ya en la parte baja –muy cerca del poblado- nos dirigimos a la Cuevona y también a la Encantada, grandes oquedades con una altura de galería que impresionan, y que nos muestran la fisonomía de los materiales que conformaban esta gran colina, deshecha mediante el agua, como si de un montón de arena se tratara, al que le llegase el embate de las olas, solo que en este caso fue el agua de la nieve depositada en el Teleno, ayudada por el ingenio de los ingenieros romanos, y el sudor de los nativos, quienes modelaron el terreno tal como lo conocemos.

FOTOS DE LAS MÉDULAS

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

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Visita a las Médulas en el Bierzo.  Por Max.

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