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Visita a un cementerio

Publicado el 02 diciembre 2012 por Belilo @BeatrizLizana

Hoy me he paseado por el cementerio de Greyfriars, en Edimburgo. Y no iba sola, sino al menos con 30 personas más.

Cementerio  de Greygrais

Cementerio de Greyfriars

¿Alguna vez has hecho una visita guiada con tanta gente? Personalmente no soy muy partidaria de contratar este tipo de servicios, pero me decidí a unirme a este tour por el concepto que ellos ofrecen: primero disfrutas de la ruta y después tú mismo decides cuánto pagas por lo que has visto.

No me quiero desviar del tema, hoy he hecho turismo en un cementerio. No es la primera vez que entro a uno simplemente para contemplar algunas tumbas y mausoleos por el placer de ver una pequeña escultura o diseño arquitectónico original. Pero desde luego nunca pensé que de un cementerio se pudiera aprender tanto.

Greyfriars Bobby

Bobby era el skye terrier de John Gray, que trabajaba como vigilante nocturno. Cuando John murió de tuberculosis, Bobby estuvo cada día al lado de la tumba de su dueño durante los 14 años siguientes de su vida. El día de la muerte del perro, en el 1872,  muchos querían que éste fuese enterrado junto a su dueño. Pero como un cementerio es un lugar sagrado se decidió hacerlo en el pequeño jardín que queda justo enfrente de la Iglesia de Greyfriars, a escasos metros del cementerio. Además, se construyó una estatua a tamaño de real a quince metros de la entrada que originalmente miraba hacia el cementerio pero que ahora lo hace hacia el lado contrario.

Es una bonita historia la de este perrito, que cuando la he querido contrastar he descubierto que algunos piensan que todo es un chisme inventado para aumentar visitantes a la ciudad. De hecho, en las fotos de los miles de visitantes que pasan por ahí anualmente suelen aparecer Bobby, el cementerio al fondo a la izquierda…y el restaurante Greyfriars Bobby’s Bar, probablemente uno de los restaurantes con más publicidad (gratuita) repartida por el mundo.

Visita a un cementerio

Lápida de Greyfriars Bobby

La reja

Los escoceses han sido pioneros con su sistema educativo. De hecho, la Escuela de Medicina es una de las más antiguas de Escocia y de las más prestigiosas en el Reino Unido, establecida hace más de 300 años. ¿Y cómo se aprende mejor de esta ciencia? Con cadáveres. Sí. Con cadáveres robados de cementerios, como el de Greyfriars. Los profesores y estudiantes a médicos necesitaban cuerpos con los que investigar y practicar, así que surgió una nueva profesión: los ladrones de cadáveres. Pagaban a muy buen precio cada cuerpo que se les hacía llegar, sin preguntar desde luego por su procedencia. Pero claro, para que eso fuera posible el cuerpo debía estar todavía “fresco”.

Como en un cementerio no todo el mundo tiene dinero para construir un mausoleo que proteja a su familia durante el sueño eterno, el ayuntamiento alquilaba simples rejas que cubrían la zona donde se había enterrado el último cadáver. Y lo hacía durante el tiempo suficiente, hasta que entrara en descomposición y ya no fuera atrayente para los ladrones. Otra gente tampoco tenía el dinero para pagar el largo proceso por el que entraría su difunto en los meses de invierno, cuando el cuerpo podría llegar a congelarse y mantenerse en buenas condiciones durante mucho tiempo. Así que muchos otros hacían guardias junto a la reja. Incluso se llegaron a construir torres de vigilancia para prevenir estos robos.

George Mackenzie, o la energía de tercer grado

El cementerio inicialmente comenzó siendo un monasterio de frailes franciscanos, que aunque vestían de marrón suponemos que la mugre que los cubría los convertía a la vista de los demás en grises (de ahí su nombre: grey = gris, friar = fraile). En el siglo XVII, tras unas revueltas, se convirtió en carcel política. Por aquel entonces el abogado del rey, George Mackenzie, se encargó de encarcelar y torturar a muchas personas.

Pero fue en 1996, supongo que en una fría y lluviosa tarde de invierno y aprovechando que los cementerios aquí están abiertos 24 horas 7 días a la semana, cuando un vagabundo decidió refugiarse en el mausoleo de aquel sangriento abogado. Con tan mala suerte que se resbaló y al caer atravesó el suelo de madera aterrizando en el piso inferior, sobre la tumba. Desde entonces se han sucedido más de 400 casos inexplicables relacionados con el espíritu de Mackenzie. No es casualidad que la primera cátedra de Parapsicología se haya estudiado en Edimburgo.

Visita a un cementerio

Greyfriars

Es más, las experiencias extrasensoriales de los que visitan el cementerio se han catalogado en tres niveles: nivel uno cuando puedes oír algo, nivel dos cuando puedes verlo y nivel tres cuando además puedes sentirlo. Y pobre de aquel que lo haya sentido…en el 1997 un grupo de americanos deciden ir al cementerio a hacer una fiesta (cosa normal en Edimburgo, sin ironías) y acaban siendo atacados por algo que no llegan a identificar que les deja moratones y rasguños por el cuerpo. En el 2003 hubo una historia parecida con unos niños, y finalmente el ayuntamiento decidió cerrar con una verja y un candado aquella zona para que no hubiese más gente merodeando por allí.

Una vez más…será verdad o no. La historia es interesante y me ha alimentado el morbo mientras buscaba opiniones en San Google. Yo estuve un par de días antes merodeando por allí sin todavía saber aquella historia y no sentí nada extraño ni malas vibraciones. Si realmente fuera peligroso mi lógica me diría que ya habrían cerrado todo el cementerio y no sólo una sección. Las condiciones de las tumbas y las pequeñas estatuas de esa zona se ven en peores condiciones y por ello entiendo que cerraran sólo esa parte. Si realmente fuera peligroso…¡no habría tours turísticos nocturnos! Que haberlos haylos (por favor que me lo explique quien se atreva a ir de noche a este cementerio para pasar miedo y encima pagar por ello) Y lo más sorprendente de todo…¿existen las verjas/barreras de espíritus? ¿No era que atraviesan hasta las paredes?

Visita a un cementerio

Iglesia de Greyfriars

About the author

Beatriz Me llamo Beatriz Lizana y tengo un trastorno que me requiere vivir en constante movimiento. Tengo el gen de la curiosidad hiperdesarrollado, menos mal que he descubierto que jugando con las palabras y las imágenes logro cierta estabilidad. ¿La cura? El viaje como parte de la vida y este blog como excusa para canalizar esos ataques de curiosidad.


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