Visita al concejo de Ponga chafado por un VOLKSWAGEN PASSAT. Por Max.

Habían pasado apenas dos meses del trauma de verte tirado en mitad de la autopista por culpa de uno de los inyectores de mierda que montan los Volkswagen Passat. El invierno iba quedando atrás, la primavera se anunciaba con días de cálida estufa. Recuerdo que era una jornada de sol hermoso y se presentía rebosante de un feliz hormigueo de bienestar, las carreteras estaban atestadas de vehículos. Un día que se presentaba perfecto para disfrutar de la montaña en el salvaje concejo de Ponga.

En Cangas de Onís, dado que arribamos a una hora temprana, paramos en el mercado a comprar chorizos de Sotres y fabes -que estaban a buen precio- en la carnicería nos hicimos con un buen trozo de fariñona y con ella en el morral, a renglón seguido enfilamos la carretera que sube al puerto de Tarna, desviándonos más adelante a mano derecha por una más que estrecha vía que nos conduciría al concejo de Ponga. Como suele ser habitual hicimos varios altos en el camino, con la sana intención de tirar asemeyas de los salteados vergeles que atravesábamos. El cielo continuaba limpio, con esa luminosidad que se da en la mañana, solo después de esfumarse la neblina nocturna. Únicamente el pendejo ruido esparcido por los autos se atrevía a turbar el encantado e idílico silencio de los parajes.

Hicimos parada en la plaza del ayuntamiento de San Juan de Beleño a disfrutar de las vistas que se nos ofrecían desde allí, (es un buen observatorio de Tiotordos y el bonito pueblo de Abiegos) y tomar aliento para emprender la pista local encementada que finaliza en la collada de Les Bedules, donde se nos ofrecía un inmejorable paisaje con vistas a la Peña Ten, Picu Pierzu y Picos de Europa y preciosos y engalanados acebos cargados de bolas rojas. De aquel punto parte la senda que nos debía acercar al bosque de Peloño, salvaje e inmenso bosque, donde miles y miles de hayas conviven en armonía con viejos robles y acebos y que a su vez sirve de estupendo refugio para jabalíes, corzos y el mismo lobo, siendo también impagable morada y despensa de los osos y urogallos en su lucha contra la amenaza del inminente peligro de extinción.

Lo malo es que cuando nos las prometíamos muy felices, llegados a Bedules ya no me fue posible aparcar, el dicho Volkswagen Passat ya no dio otro paso más, el segundo inyector también había cascado, poco faltó para que emprendiese una berrea contra el tronado auto –aunque los juramentos doy fe que se dejaron oír en la rodiada- que se negó a seguir –aunque no era la época- y liarme a cabezazos con la Volkswagen y los hijos de mala madre que fabrican trastos tan poco fiables, tal era la rabia que me acometió, de ver la excursión chafada por culpa del maldito coche y su caprichosa conducta de seguir sin desviarse, la obsolescencia que lleva programada de fábrica por el rey de los estafadores de cabeza cuadrada. Hubo que requerir por teléfono el servicio de grúa para que se hiciese cargo del transporte del trasto y menos mal que contaba con un cuñado en Cangas de Onís quien se trasladó a rescatarnos, optando en su compañía por acercarnos a la fonda de Beleño donde disfrutamos de un delicioso pote asturiano, servido en pequeña y antigua pota de la abuela, esmaltada en un tono rojizo.

Es este un concejo de los más salvajes de Asturias, y aunque quedan casas de indianos, también se conservan varias casonas típicas de aldea. Los ríos discurren encajonados en angostos valles, que conviven con otros mucho más abiertos. Es territorio apropiado para la ganadería pero ofrece atractivos indudables para los turistas. Predominan los bosques que en el otoño dan un vistoso colorido al paisaje. La caza y la pesca tienen aquí un lugar que ni pintiparado, el turismo verde cuenta con todas las ofertas: desde excursiones a píe hasta desplazamientos a lomos de caballos, pasando por cicloturismo, escalada, descensos en canoa y aguas bravas, y en el invierno esquí de fondo. Peña Salón y el Pico Pierzo son sus cumbres más destacadas, que seguro dejan más que satisfechos hasta los mismos reyes de la aventura.

En aquella ocasión vimos truncadas nuestras ansias de excursión por culpa del cochecito leré, pero más adelante tuvimos varias oportunidades de resarcirnos del infortunado incidente, quedando plenamente satisfechos de las delicias que te ofrece este rincón del paraíso.

Termino con unos cuantos Twist colgados en Twitter para dar publicidad gratuita a esa compañía de perrona, de cuyo nombre no quiero ni acordarme, ya que me entra una mala hostia…

Si la VOLKWAGEN tuviese un mínimo de vergüenza, no cargaría las cagadas cometidas en la fabricación de su PASSAT, a sus puteados clientes

La VOLKSWAGEN actúa como el del dicho “…prometer hasta meter, después d metido, nada d lo prometido” ¡indecentes, chapuceros y embaucadores!

Los pendejos de VOLKSWAGEN aparte de ser unos chapuceros, son tan censores como el quícaro sanguinario, no dejan expresar las discrepancias.

A los farsantes d VOLKSWAGEN les pediría q se djen d tanta publicidad engañosa y s ddiquen a mejorar sus productos y atender a sus clientes

Antes de comprarte un VOLKSWAGEN PASSAT piensa q te la juegas a la ruleta rusa, puedes contar con la buena suerte pero… ¿y si no la tienes?

Una duda me asalta, no sé si la VOLKSWAGEN se contagió cuando absorbió la SEAT, volviéndose tan chapucera como aquella, o ya lo eran antes.

Por muy alemana que se crea la VOLKSWAGEN no deja de ser una compañía miserable, venden PASSAT a sabiendas d que tienen la tira d defectos

Que la VOLKSWAGEN sea una multinacional muy poderosa, no le da derecho a vender vehículos? PASSAT que son pura chatarra y lavarse las manos.

La categoría y seriedad de una empresa se demuestra cuando surgen artículos defectuosos, la VOLKSWAGEN con su PASSAT no llega al mínimo.

VOLKSWAGEN amén de estafadores y chapuceros son unos inútiles, querían cambiar la bomba de aceite (q ronda 1000 €) cuando se repara por 150 €

Amigo, pasa del PASSAT, en la VOLKSWAGEN su único desvelo es ajustar la OBSOLESCENCIA PROGRAMADA con la duración de la garantía.

Hay Volkswagen Passat que antes de llegar a los 125.000 KM lo tienes que achatarrar, la obsolescencia programada en estado puro.

El Volkswagen Passat monta motores con obsolescencia programada, que se traduce en que cuando termine la garantía lo tengas que achatarrar.

Cuenta que si compras un Volkswagen Passat tendrás que destinar cuando menos otros 6000 € a paliar las averías programadas de fábrica

Por si tienen la mala tentación de comprarse Volkswagen Passat sepan q deben llevar Inyectores y bomba de aceite de repuesto por si las moscas

El Volkswagen Passat es un coche muy fiable, antes de los 120.000 KM, terminada la garantía, chafados 4 inyectores y la bomba del gasoil

Si tienes pensado comprarte un VOLKSWAGEN PASSAT mejor sería que te diese un dolor de barriga, pronto lamentarás el no haber estado enfermo.

Visita al concejo de Ponga chafado por un VOLKSWAGEN PASSAT. Por Max.

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