Visitando Kusatsu

Localizado en la prefectura de Gunma, Kusatsu es una pequeña ciudad popular entre los japoneses por sus aguas termales. Conocida también Kusatsu Onsen, esta pequeña ciudad se encuentra a un par de horas en tren desde Tokyo. Hay varias opciones para llegar hasta allí. Yo opté por tomar un tren express desde Ikebukuro hasta Naganohara-Kusatsuguchi y una vez ahí tomar el autobus local que nos llevará a través de una carretera de montaña hasta Kusatsu.
En total se tarda entre 3 y 4 horas en llegar, pero el viaje no se me hizo en absoluto pesado, si no mas bien al contrario. Verme rodeado de montañas otra vez me recordó a mi San Lorenzo natal.
Los trenes que llegan desde Tokyo y los autobuses que suben hasta la ciudad suelen estar bastante bien coordinados por lo que vi, por lo que no hay que esperar mucho entre que llega el tren y sale el autobús.

La ciudad de Kusatsu en sí es bastante pequeña, en general consta de hoteles de varios tamaños (y precios) y hay onsen (baños termales) por doquier. Una de las atracciones de la ciudad consiste precisamente en pasearse en Yukata/Kimono por la ciudad mientras se van visitando los distintos tipos de aguas termales.
Supuestamente estas aguas al estar cargadas de minerales son buenas para aliviar diversos tipos de dolores y enfermedades, aunque por la acidez de las mismas y la gran concentración de azufre, a nosotros nos recomendaron no meternos más de 3 veces al día.

Una de las atracciones principales de Kusatsu es la Yubatake, una gran “bañera” natural donde se puede ver como el agua sale de entre las rocas y es recogida y “filtrada” a lo largo de diversas filas de cajas de madera que en realidad se usan para cultivar Yu no hana (湯の花) una de las especialidades culinarias de la región.

Nosotros elegimos un Ryokan algo alejado del centro de la ciudad (unos 10 minutos caminando) porque el precio era bastante mas razonable por un lado y por otro, porque el aire en el centro de la ciudad… apesta.
Eso es así, la cantidad de aguas termales que recorren la ciudad deja huella en forma de un olor a azufre permanente que, según la dirección en la que sople el viento, os puede sacar hasta las lágrimas de lo potente que es.

Y los habitantes de Kusatsu están orgullosos de este pequeño detalle tal y como se puede ver en la siguiente placa.

Para mi la mejor experiencia fue efectivamente meterme en el rotenburo (baño termal al aire libre) por la noche, sobre todo cuando comenzó a nevar sobre nuestras cabezas!

Al menos en el Ryokan donde me hospedé yo (link al canto) a partir de ciertas horas nos permitían usar las bañeras de manera privada siempre que no hubiera gente, así que pudimos relajarnos tranquilamente mientras veíamos como el paisaje poco a poco se iba cubriendo de blanco.

A la mañana siguiente pudimos comprobar que la nieve no había parado y estaba todo completamente cuajado.
Pero quien dijo miedo! había que exprimir al máximo lo posible esas condenadas aguas calientes, así que ahí me lancé como buen Escurialense en cueros por la nieve derecho a la bañera. Y aunque al principio “dolió” un poco, mereció completamente la pena.

Después de hacer checkout en el hotel fuimos hasta la estación de bus para comprar los billetes de vuelta, dejar las mochilas en una taquilla e irnos a pasear por la ciudad aprovechando las últimas horas antes de regresar a Tokyo.
En Gunma cuando nieva, nieva de verdad, y la temperatura debía de rondar los 7 grados bajo cero, así que aunque aún teníamos el cuerpo templado gracias al baño de la mañana, no tardamos mucho en comenzar a tiritar.

Pero mereció completamente la pena, aunque solo sea para descubrir estos paisajes.

Resumiendo, Kusatsu, un buen destino para un viaje de fin de semana desde Tokyo, sobre todo en invierno para poder disfrutar al máximo de los baños termales …. y el olor a huevos podridos de la ciudad!