NGC 6334 es una enorme zona de formación estelar, lugar de nacimiento de cientos de estrellas masivas. En una magnífica imagen tomada desde el Observatorio Paranal en Chile, la luz infrarroja logra atravesar las brillantes nubes de gas y polvo que oscurecen las 'maternidades' estelares, revelando algunas de las estrellas jóvenes del que estaban escondidas.
Hacia el corazón de la Vía Láctea, a 5.500 años-luz de la Tierra en la Constelación de Scorpius (el Escorpión), NGC 6334, más conocida como la Nebulosa Pata de Gato, alcanza una extensión de 50 años-luz. En luz visible, el gas y polvo son iluminados por estrellas jóvenes y calientes, creando extrañas formas de color rojizo que dan origen a su apodo. Una imagen reciente del WFI (Wide Field Imager) de ESO en el Observatorio La Silla, ofreció una visión muy detallada en luz visible. NGC 6334 es una de las 'maternidades' de estrellas masivas más activas en nuestra galaxia.
El Telescopio de Rastreo en lo Visible e Infrarrojo para la Astronomía (Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy, VISTA), la última adquisición del Observatorio Paranal de ESO en el Desierto de Atacama, en Chile, es el telescopio de sondeo más grande del mundo. Trabaja en longitudes de onda infrarroja, lo que le permite ver a través de buena parte del polvo -un aspecto bello pero a la vez distractor- de la nebulosa, revelando objetos que permanecen ocultos a los telescopios en luz visible. Mientras la luz visible tiende a dispersarse y a ser absorbida por el polvo interestelar, este mismo polvo resulta casi transparente a la luz infrarroja.
VISTA posee un espejo principal de 4,1 metros de diámetro y está equipado con la cámara infrarroja más grande que existe en un telescopio. Comparte las espectaculares condiciones de observación del VLT (Very Large Telescope) de ESO, que está ubicado en un cerro cercano. Con este poderoso instrumento a su disposición, los astrónomos estaban entusiasmados por ver el nacimiento de grandes estrellas jóvenes en la Nebulosa Pata de Gato, algunas de ellas con una masa de unas diez veces la de nuestro Sol. La visión en infrarrojo es notablemente distinta de la obtenida en luz visible. Con el polvo obscureciendo mucho menos la visión, los astrónomos pueden aprender más acerca de cómo se forman estas estrellas y cómo éstas se desarrollan en sus primeros millones de años de vida. El amplísimo campo de visión de VISTA permite obtener, en una sola fotografía, una imagen completa de toda la zona de formación estelar con más claridad que nunca.
La imagen de VISTA está llena de innumerable estrellas de nuestra galaxia, la Vía Láctea, que subyacen junto a nubes de polvo oscuro, visibles en su totalidad por primera vez. En algunos lugares el polvo es lo suficientemente denso como para bloquear incluso la radiación en infrarrojo cercano que percibe la cámara de VISTA. En muchas de las áreas de polvo, como aquéllas cercanas al centro de la imagen, se aprecian formaciones de color naranja, evidencia -que de otra manera habría permanecido oculta- de la presencia de estrellas jóvenes muy activas y sus respectivos chorros. Más lejos aún, estrellas un poco más antiguas yacen desnudas ante la mirada de VISTA, revelando el proceso que las llevó desde su primera fusión nuclear hasta la inestable senda recorrida en sus primeros millones de años de vida.
El telescopio VISTA está ahora emprendiendo varias e importantes búsquedas en el cielo austral que tardarán años en completarse. El gran espejo del telescopio, sus imágenes de alta calidad, su sensible cámara y su enorme campo de visión, lo convierten en el más poderoso telescopio de sondeo en infrarrojo que existe en la Tierra. Tal como muestra esta sorprendente imagen, VISTA mantendrá ocupado a los astrónomos analizando datos que, de otra forma, no podrían haber obtenido.
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