Revista Diario
De todos los psiquiatras, filósofos y estudiosos de la psique creo que toda la cuestión de la normalidad fue resumida magistralmente por Caetano Veloso cuando nos contó que de cerca nadie es normal.
Es de humanos el afán de normalizar todo, de marcar linderos, de poner límites, de encuadrar la única versión oficial, de trazar cercos a los rayos del sol para que ilumine solamente el estándar autorizado por los administradores de la regularidad.
Y es también de humanos romper las reglas, hacer caso omiso a las normas o contrariarlas abiertamente. El mito de la normalidad como la cara de la moneda nunca va sola, se acompaña de lo divergente, de lo desviado, lo raro, de las otras versiones diferentes que suelen ser varias.
Hace tiempo ya que no me rodeo de gente normal, por eso cuando me vienen a contar cuentos de normalidad no puedo evitar sonreír y pensar para mis adentros. ¿Qué es normal? ¿Estás seguro que eso es normal? ¿Seguro que no sale de la Curva de Gauss?
Por suerte para la evolución en general el universo no depende de la normalidad, imagen un mundo sin contreras, locos y gente con pensamiento divergente, no sólo sería aburrido, es que la normalidad nunca lleva lejos a nadie. Si uno quiere avanzar en lo que sea necesariamente debe ir más allá de los limites, del lindero, de la norma, salir de la zona cómoda, etc. Es la transgresión la que trae lo nuevo, aporta soluciones, ideas, construye y crea.
Que el mito de la normalidad está sobrevalorado es muy cierto, pero es también muy cierto que siempre existirán esas otras versiones de lo que llamamos realidad.
De perto, ninguém é normal