Revista Literatura
Acepto que hable mal de las mujeres quien pueda olvidarse de haber tenido una madre. (Ugo Foscolo).
Hoy es el Día de la Mujer. Se ha eliminado la coletilla calificativa de "trabajadora", puesto que toda mujer lo es, reciba un salario o no. Muchas veces más en este último caso.
Independientemente de su necesidad, que visto lo visto no es poca, me gustaría aprovechar el día de hoy para recordar cómo siente y cómo piensa, en cuestiones comunicativas, la mujer.
Escucho y observo. Saco conclusiones. Guardo secretos. Empatizo más de lo debido y sufro por ello. Me rebelo ante situaciones injustas que escapan a mi control. Valgo más por lo que callo, que por lo que cuento... y así será siempre. Pero es que se repite tanto la misma historia...
Las necesidades de las mujeres pasan siempre por la vía de la comunicación: conversaciones, cafés compartidos que se eternizan, mensajes, chats, fotos, posts, escritos, cartas, llamadas, toques, complicidades, guiños... No somos cotillas, cotorras, chivatas ni correveidiles. Somos mujeres y ansiamos proyectarnos en otros u otras. A muchas nos encantaría poder hacerlo con nuestras parejas, pero no siempre es posible. De hecho, rara vez es posible. Ellos están demasiado ocupados "haciendo cosas" para demostrarnos su amor. Olvidan que no son las cosas, sino las palabras, los gestos y los comportamientos los que nos llenan y hacen felices.
De ahí el éxito del que posee un buen "pico", ya sea oral o escrito. Y ése lo sabe.
He tratado este tema con anterioridad y no quisiera repetirme demasiado ¡¡pero es que hay tantas mujeres que, a la hora de querer compartir con sus parejas, se topan con un muro de hormigón!! Recuerden los hombres que es una necesidad, no un capricho. Su emotividad y sensibilidad no es elegida, viene de serie y no tienen por qué disculparse por ello.
Hoy es el Día de la Mujer: habla con ella.
Habla conmigo...