VIVENCIAS AL NATURAL. ¡Qué bien nos lo hemos pasado de niños en el pueblo! 26 de agosto de 2013

VIVENCIAS AL NATURAL. ¡Qué bien nos lo hemos pasado de niños en el pueblo!.

- ¡¡Vamos a la piscina!!

- No, coge la bici y bajamos a tu casa.

- Y si vamos a la plaza!!!…

Quién no recuerda estas conversaciones, y las escucha más de una vez en las calles de nuestros pueblos.

Qué bien nos lo hemos pasado de niños en el pueblo, no había hora, salvo cuando las tripas rugían, y nosotros mismos con nuestra imaginacion nos poníamos las metas. Explorando por aquí y por allá, callejeando, adentrándonos en lo desconocido, deambulando por el río, el bosque, los campos, buscando no se qué tesoro. A veces temerosos de leyendas de animales o seres fantásticos de historias que nos contaban nuestros mayores, muchas de ellas para que no nos alejásemos mucho.

Jugar en la calle con la pelota, el saltador o la goma, ir con la bici al lavadero, a la plaza, a buscar a fulanito, nadar y bucear en la piscina. Y en la fiesta mayor de agosto correr en la pista de baile entre las parejas que se mueven de aquí para allá.

Recuerdo que las personas mayores al pasar siempre te preguntaban o hacían algún comentario, este/a es la del…..sí la hija de casa tal. En parte éramos su distracción, pues así tambien se entretenían dado que no hacíamos más que pasar y traspasar.

¡Y cuánto crecíamos en verano!, no tanto en mates o cono o lengua, sino en convivencia y picardía.

A nosotros nos parecía que nuestros padres no se enteraban de dónde estábamos, pero años después cuando te toca ser madre o padre te das cuenta que no es así, siempre estás alerta y sabes por dónde andan, o simplemente es la vecina quien echa un ojo a todos, o la abuela que sale a pasear.

¡Ah! Y por la noche siempre queriamos apurar un poco más,

-Venga hasta las doce,

-¡Ala no!, hasta la una,

A lo que nos respondían : Al año que viene ya te quedarás un poco más.

Y junto a nuestros padres que estaban tomando la fresca con los vecinos nos recogíamos a dormir a la cama y caíamos como troncos hasta el día siguiente, lunes, quizá sábado quién sabe, otro día de nuevo para jugar.

¡Cuántos recuerdos entrañables en el pueblo!

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