VIVIR MURIENDO * bordando para Adictos a la Escritura

Publicado el 31 octubre 2012 por Anuca @ideaspalabras
¡Hola tejedores!
He comenzado a participar en la plataforma ADICTOS A LA ESCRITURA y
estoy encantada.
 
Es una oportunidad fabulosa de compartir mi pasión con otros bordadores de historias pero, sobre todo, de superarme a mí misma en este vicio detejer ideas y coser palabras.
El funcionamiento es sencillo, cada mes se abre un proyecto nuevo. ¿Qué significa? Pues que fruto de un proceso de votaciones saldrá elegido un tema
sobre el que tendremos que escribir.
Y ahora os preguntaréis...¿Cuál es el tema de este mes?Os daré una pista

Como no podía ser de otra manera... ¡¡HALLOWEEN!! 

Concretamente nuestro relato debe abordar el concepto primigenio de la festividad, es decir,  la noche en la que el mundo de los vivos y de los muertos se mezclan. Los antiguos celtas creían que la línea que une a este mundo con el de los muertos se estrechaba con el cambio de estaciones, permitiendo a los espíritus pasar a través de ella.En mi última locura TRUCO O TRATO, publicada en la Revista Palabras de este mes, os comenté el reto que supuso para mí tejer una historia con unos colores que nunca, nunca, había utilizado. Pues bien, ¡repetimos!Espero que os guste
 PROYECTO DE OCTUBRE: LOS DOS MUNDOS«Muerta en vida», ese es el calificativo más frecuente que he recibido durante los últimos meses. Hablan a mis espaldas, piensan que no les oigo, ¡como si el dolor también me hubiera vuelto sorda! No me importa, nada me importa, sólo lamento no estar de acuerdo. ¿Muerta? Si eso fuera cierto no sentiría nada, no padecería la frialdad de esta pena helándome las entrañas y convirtiéndolas en escarcha quebradiza. Estoy a punto de romperme por dentro y ese “a punto” es la tortura de cada día.Muerta. No, no estoy muerta aunque debería estarlo pero carezco de la valentía suficiente para hacer lo que hay que hacer. Él sí está muerto, y esa certeza abre mis venas en canal desangrándome eternamente.Los días pasan pero me resultan todos iguales. No he vuelto a trabajar, Depresión Postraumática dicen. Yo digo: castigo y bien merecido. No salgo, apenas como, nunca tomo la mano que me tienden mis familiares y amigos. Mi sino es consumirme sin más.Y hoy, hoy es «la noche de los muertos vivientes» y el apelativo me roba una sonrisa sarcástica. Nunca me ha gustado esta festividad tan poco nuestra pero no puedo evitar acercarme a la ventana a observar la tétrica algarabía: brujas, fantasmas, Frankensteins, zombis… Me quedo absorta contemplando esa alegría tan ajena y entonces… lo veo. Mis ojos no pueden estar más abiertos, mi boca suelta un gemido y mi escuálido cuerpo tiembla. No,  ¡no puede ser posible!Lleva la misma ropa que la fatídica noche y su rostro irradia la misma ternura que me regaló todos los años que estuvimos juntos. Se acerca lentamente a la ventana y su palidez me ciega pero me esfuerzo por mantener mis ojos abiertos. Me mira fijamente y su gesto cambia mostrando preocupación. Levanta su mano y la apoya suavemente sobre el cristal de mi ventana, yo hago lo propio acercando la mía a la suya sin dejar de mirarle y sin poder evitar que las lágrimas se desborden por mis mejillas.

−Mi amor, tú no tuviste la culpa −dice acariciándome con la mirada−. No tuviste la culpa.
Su voz me llega en un susurro, lejana pero directa al centro de mi dolor. Miles de imágenes se suceden en mi mente: las risas, los besos, los planes, el coche, unos faros, un volantazo, el quitamiedos, la oscuridad… Me derrumbo, los sollozos me ahogan, el llanto me nubla la vista y lucho desconsoladamente por deshacerme de las lágrimas que se cuajan sin descanso en mis ojos impidiéndome verle con nitidez. Cuando por fin lo consigo ya no está. Me quedo pegada al cristal durante horas pero… ya no está. La realidad me golpea despiadadamente, su ausencia vuelve a inundarme, pero ahora una semilla de esperanza rebusca entre los restos de tierra fértil que aún luchan por no volverse yermos en mi interior: el anhelo de volverle a ver el próximo Halloween.

Imagen del relato: desesperación de Mari Martinez