«VOCES ABANDONADAS» por ANTONIO PORCHIA
Segunda Serie (1948)
Todo hacer es un engaño, porque todo está hecho.
Bastan, para enriquecer a un alma, todas las miserias de este mundo y una flor de este mundo.
El hombre se mueve, se mueve y sólo para creer que vive, porque el hombre necesita creer que vive.
¡Qué poco eres sin una flor, sin una estrella, sin un puñal!
Me enseñaron a ganarlo todo y no a perderlo todo. Y menos mal que yo me enseñé, solo, a perderlo todo.
Quisiera amar a alguien. Y amar es cuidar. Quisiera cuidar a alguien.
Hasta las flores para emanar sus perfumes han menester morirse un poco.
Vemos cómo son las cosas cuando las vemos como las ven los niños, sin el por qué de las cosas.
Si llamas buenos solamente a los buenos, ¿quién te llamará bueno?
Sin un porqué, todo parece desequilibrado, y con un porqué, todo parece un porqué.
El amor es una fea herida, pero se cubre de flores, y las flores son bellas.
Si haces algo, debes vencer la pereza que te da el hacer algo; si no haces nada, debes vencer el miedo que te da el no hacer nada. Debes vencer, y debes vencer siempre.
Todos pueden matarme, pero no todos pueden herirme.
Si estoy cerca de ti, me olvido del bien que hay en ti, y si estoy lejos de ti, me olvido del mal que hay en ti.
Creemos mucho en lo que sabemos, cuando es poco lo que sabemos.
He visto que un pequeñísimo grano de bien y un infinito de mal son dos infinitos.
Vería tus ojos, si viera lo que ven tus ojos, no tus ojos, porque tus ojos son lo que ven tus ojos.
Voces inéditas
El tiempo que me demoro en vivir es exactamente el tiempo que me demoro en morir.