[Invito a la lectura con la misma canción con la que he escrito el siguiente texto]
¿Imaginas tener un par de alas? Grandes, brillantes, con un plumaje colorido y armonioso. Alas del color del alma. Alas a estrenar.
¿Imaginas que descubres tus alas? Me miro maravillada ante el espejo, qué importa tanto defecto que veo reflejado si de mi espalda nacen dos alas que me rodean y me dibujan una sonrisa.
¿Imaginas que aprendes a usar tus alas? Las muevo y descubro que con ellas puedo abrazar, refugiar a otros seres, dar mi calor y cariño con alas de vida, con alas de amor. Las muevo de nuevo, ahora con fuerza, me elevo unos centímetros del suelo y aprendo a volar.
Vuelo y vuelo hacia el horizonte donde una vez sembré mis sueños. Vuelvo a la tierra, me siento en casa cuando mis pies descalzos sienten el latir de la arena de una playa o el musgo en aquel bosque.
Entiendo que las alas son regalo para amar, acoger, abrazar, ampliar la mirada en el cielo, pero siempre con los pies muy cerca de la tierra.
El surco de un vuelo que cumple sueños no es nada sin las huellas de unos pies que soñaron esos sueños.
"Las alas las tienes tan pero tan enterradas, que ni sabes de su existencia. Nunca tuviste tiempo para ellas, para descubrirlas y adiestrarlas". -Jaime Barylko.
Obra de la colección "Rostros femeninos" de David Walker