Revista Diario

Volví a escribir…

Publicado el 26 noviembre 2011 por Jans_braender @jansbraender

Volví a escribir durante algún tiempo, antes de eso los días pasaban dentro de la compleja ecuación de sentimientos en la que se había convertido mi vida.

Me dejaba escapar, me dejaba extinguir, con miedo, miedo de ti, miedo de tu enfermedad, miedo de no recuperar este tiempo que perdíamos  a manos llenas.

Las lágrimas brotaban dentro de mí y se secaban antes de encontrar un resquicio, una rendija que las dejara aflorar.  Vida sin sentido junto a la mujer a la que más amaba, y posiblemente más amaría.

Ahora miro mis manos y las veo viejas y cansadas, la mala circulación y una artritis hereditaria las hacían más vulnerables. No quiero recordarte acariciándote, no con estas manos tan decrépitas. Tu cara estancó su recuerdo en mi cabeza, pero mi cuerpo, esta envoltura que cubre nostalgias, tristezas y un corazón que avanza a trompicones, envejece rápido y a marchas forzadas.

Te deseo, deseo tu recuerdo. Esta casa te añora tanto como yo, te siente tanto como yo, tan ausente.

Cinco años de tu muerte. De esa muerte de la que no puedo evitar culparme. Demasiada tristeza se desparramó en nuestras vidas, no éramos felices, pero estábamos juntos, intentando recuperar sensaciones, complicidades, melancolías y ese marchito amor que tanto nos gustaba recordar.

Tú, querida eras el norte de mi vida y lo fuiste hasta en tus peores momentos, tu depresión no te hizo perder lucidez en cuanto a lo que yo representaba.

En nuestro primer aniversario bajamos a una playa del sur, era un mes de febrero desapacible y lluvioso. Estuvimos cuatro días sin salir de la pequeña casa que habíamos alquilado, nuestros cuerpos todavía ansiaban conocerse, enroscarse, pedían a nuestras cabezas encontrarse en apasionadas y incruentas batallas a cada momento. En una pequeña caja recogí el piercing que en una de esas noches decidiste que no tenía sentido mantener. En una suerte de ceremonia iniciativa hacía una madurez recién adquirida, te quité el piercing como quién extirpa un pequeño tumor, quien extirpa los restos de juventud.

Esa noche nos prometimos amor eterno, nos recordamos  y juramos una felicidad sin cortapisas. Todavía conservo entre mis bienes más preciados ese piercing, lo recogí de la basura cuando te fuiste al baño aquella noche.


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