Los Goldeneye, su nombre en inglés, pero en realidad son Porrón Islándico, son una especie de patos, que hace su nido en los huecos de los árboles, los de esta historia, viven en Overkalix (Noruega) y pata que no tengan problemas a la hora de anidar, por si no hay suficientes huecos, les construyen nidos artificiales en postes, que clavan en árboles, para que ellos no notan la diferencia. Esta especie, típica del norte de Europa, suele pasar el invierno en Reino Unido, ya que hace menos frio.
Pero me voy a dejar de lecciones de zoología, que seguro meto la pata y ceñirme a la peripecia de la camada de una pareja de patos, que decidió abandonar el nido ayudado por su mamá y tomar contacto con el suelo, donde vivirán, hasta que decidan anidar para crear su propia prole.
Patitos, se asoman al vacío, sobre la cabeza de mamá y le piden permiso para emprender su viaje desde el alto nido, hasta el suelo en busca del rio, donde darán sus primeros pasitos en el agua y aprenderá a seguir a mamá y a sus hermanitos, que les enseñará con todo cariño a alimentarse y a cuidarse de los peligros que le acechan detrás de cada mata.
Mamá observa como su prole, va abandonando el nido y aterrizando, como pueden, en el duro suelo y en la dura realidad, y cuando ve que todos han llegado sin novedad y sin espachurrarse, entonces baja ella, los pone en fila y comienza su andadura por la vida “patuna”.
Estas preciosas fotos fueron tomadas por el fotógrafo Karin Grein, en su Suecia natal, que tuvo una gran paciencia para captar toda la peripecia de los patitos.