Revista Talentos

Vuelve

Publicado el 31 julio 2015 por Isabel Topham
No sé muy bien cómo empezar este artículo. Lo único que sé es que he vuelto a escribir porque tengo algo que contar, algo importante que recordar y algo que me gustaría no olvidar nunca. Lo mucho que hay que echar de menos para no echar de más, y esta vez que compro la hache. El mucho (y cero) tiempo que he pasado contigo y, a su vez, el tanto que me gustaría pasar a tu lado. Porque volverte a recordar, o no olvidarte (supongo) es hacer de nuevo todo aquello que quisimos construir a destiempo, y ambos encontramos más interesantes que los motivos las excusas para no ilusionarnos con nadie más. Para no querernos de verdad, ni sentir estar verdaderamente enamorados. Para no darle la razón a otros. Volverte a ver, aunque sea en mi mente, significa mucho más que recordarte, es mirarnos a los ojos sin saber lo mucho que nos queríamos antes de dejarnos pasar como oportunidad de estar juntos; recordar aquella sensación tan evitada pero deseada por ambos de encontrarnos y sonreír como tontos.
Ojalá fueras el cielo para alcanzar mis metas, siendo una utopía por la cual caminar aunque ésta sea como los horizontes que cada paso que das, indiscutiblemente se va alejando a pasos agigantados… pero, te mantiene vivo. Me gustaría ser el aire del que se llenan tus pulmones porque no tienes otra opción de supervivencia, o el agua del mar a orillas de la playa que te cubre de arena en verano. Ojalá fuera café para que, en una de esas noches de desvelo o, simplemente cuando tengas sed, tengas necesidad de beberme. Me gustaría conocer cada uno de los latidos de tu corazón para poder escuchar lo que piensas de mí, incluso cuando esté delante; cada beso que no te di por idiota para saber cuánto de loco estás y te mueres por mí. Pero, en especial, me gustaría ser el tiempo para poder controlarme cuando quiera y aprovechar más juntos y menos por separados. Aquel fenómeno que lo cura y, a su vez, lo destruye todo. Quien escucha, otorga y calla. Quien, en ocasiones, me hace fallar para convencerme de que voy por el buen camino. Y, por último, que todos aquellos "te quiero" que te pude escuchar me hagan saber si de verdad me querías o, simplemente era una manera más de llevarte a estar con alguien.
No escribo para volvernos a ver, qué también, sino por el miedo de sentirme diluida por mis propios sentimientos de la misma manera que el azúcar o la sal se diluyen en agua. Apenas tengo miedo de lo que pueda pasar, por raro que parezca, me acongoja más la idea de dejar de sentir aunque sólo sea el dolor del ahora. Sentir dolor es la última forma de querer a alguien. Y que seas tú quien, por azar o error, se tatúe en mi corazón su nombre. En aquel lugar del que nunca podré hablar a nadie, por no echarme a llorar. En aquel lugar, tan íntimo como extraño a la vez. Esta vez no escribo por las noticias que quiera compartir con nadie, ni siquiera contigo. Hoy, sinceramente, mi única intención es hacerte hablar de ti, del lugar y el origen del que partes para conocerme. Allí dónde estés.
Puede haber salido mal desde el principio, a pesar de las muchas ganas que nos pusimos entre los dos fueron éstas las que se confundieron de bando. Por ello, y si todo sale bien, sólo te pido que no te vuelvas a enamorar de mí. No te quiero hacer daño y, muchísimo menos, tengo ganas de sufrir. Sólo quiero disfrutar de tu compañía, ya que querer a alguien conlleva un riesgo que ni tú ni yo estamos preparados a afrontar; que nuestras realidades no son tan distintas como nos las pintan, ni tan parecidas como nos las imaginamos. Sólo quiero que sepas, que no todos los barcos sobreviven a la misma tormenta. Que el dolor no se evapora, pero sí seduce; y mientras me siga doliendo nada es más importante que romper en mil pedazos un corazón que ya está roto.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Isabel Topham ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Sus últimos artículos

Revista