Fue duro despertar y darme cuenta de que no existías de que yo te cree en la necesidad de que alguien como tu fuera real.
Se que no puedo hacer que el amor brote de tu corazón, que puedas ver mi forma de mirar el mundo. Me declaro incompetente para poder hacerte feliz. Para poder cumplir tus caprichos, para olvidar todo en lo que creo y dejar de ser yo, lo siento, no puedo.
Quería regalarte pedazos de mi mundo y que con ellos construyeras la certeza que no conocías hasta entonces. Tal vez te asusto que te pudiera querer como tú no has sabido hacerlo.
Y aunque tu recuerdo hoy vino a posarse sobre mis pensamientos, te dejo ir como la hoja del árbol que se cruza en tu camino pero sigue su baile con el viento, y se mueve en ese remolino del que sabes que no tienes ningún poder, y solo puedes mirar como se aleja.
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