Warrior - Crítica

Potente y emocionante a la vez
Sin lugar a dudas, Warrior es una de las mejores películas del 2011. Reúne todos los elementos justos y necesarios como para atrapar al espectador con acertadas pinceladas emotivas, además de los baños de acción que le dan el toque dinámico a la historia. Un film tan adictivo y pegadizo como potente, ambientado a la perfección en el mundo de las artes marciales mixtas, con la presencia y la elección acertadísima de actores que la “descosen” en sus interpretaciones, como el nominado tras esta cinta a Mejor Actor de Reparto Nick Nolte, el siempre cumplidor Tom Hardy y Joel Edgerton dando una grata sorpresa. Warrior es un ejemplo de cómo lograr sobresalir aún cuando la historia que se está contando nos parece ya conocida, y he aquí uno de los puntos claves, dado que se la consigue abordar desde la combinación de emotividad y adrenalina pura. Dos hermanos, uno reo, rebelde; el otro más mesurado, discreto. Ambos con la ambición y la esperanza de llevarse un buen motín desde la lucha, y en este aspecto encontramos otro “quid de la cuestión”: la incógnita, el enigma que no se resolverá hasta el final, aquel que develará cuál de los dos ganará el torneo. Súper recomendable desde todo punto de vista, la cinta puede considerarse un drama o acción, ya que logra cosechar emoción y tensión a la vez. De lo mejor del 2011.
LO MEJOR: emotividad, acción, la historia, la manera en qué se narra. Nick Nolte, Hardy y Edgerton. LO PEOR: la previsibilidad de algún que otro pasaje. PUNTAJE: 8