15 años: fría, “fuerte”, distante. No entendía el sentido a los “abrazos en exceso”, los “besos de buenos días” o de “buenas noches”. Los años nos transforman si las personas buscamos la transformación. Con el paso del tiempo, los saludos por educación fueron convertidos en amistad con personas que nos cruzamos por el camino; provocaron el “cambio” que tanto me hacía falta. Hoy por hoy solo quiero que me “regalen” besos y abrazos. Entiendo cada día, que el mundo no lo mueve el dinero, ni el trabajo, ni el tiempo… Lo movemos las personas que lo habitamos. Entender lo grandioso que hay en un simple gesto de afecto, supera con creces cualquier otra experiencia. Compartir, dar, recibir, convivir,…. Se convirtieron en títulos del libro que quiero, cuente mi historia, mi vida. Empecé a ver el mundo con un filtro de contacto físico, emocional y de espiritualidad propia. En ocasiones olvidé mis libros en un cajón. Los he vuelto coger y recordarme a diario, porqué pienso lo que pienso, porqué siento lo que siento. Hace un año conocí un proyecto que dio el último empujón hacia mi propio cambio. El privilegio, suerte, alegría de formar parte de un proyecto así, no sólo me transformó sino que me FORMÓ. De cero, a parir de algún punto perdido, da igual. Ru7a hizo conmigo lo que yo por cuenta propia no supe hacer antes. 25 años: Entiendo que el amor es lo que mueve el mundo y que, la mayoría de la gente no busca dinero, no busca intereses, no busca propiedades… busca la estabilidad emocional, sentimental, familiar, armonía en sus relaciones sociales, un entorno de cordialidad y bienestar en su comunidad. Vivir en un mundo justo y a gusto. Que la paz sea la norma y no la excepción. Tengo claro que, el (todo) mundo, busca amor. Cada día más convencida que si lo que el mundo necesita es amor, amor es lo que conseguirá y que "sólo" TODOS podremos lograrlo. Porque "Si puedes soñarlo, puedes hacerlo" (Walt Disney).