Ni soy la primera que me caso, ni seré la última, of course, pero cada una vivimos experiencias en torno a esta celebración que a veces es divertido comentar.
Bien, cuando my love me pidió la mano con declaración de amor y diamante incluido me emocioné muchísimo. Ya habíamos hablado de boda mil veces y me lo había pedido otras mil, pero yendo borrachos no vale... jajaja!
Fue en Diciembre de 2011, yo llevaba unos meses en el paro buscando trabajo de ingeniera y fue una alegría, la verdad. Como no tenemos la suerte de tener quien nos pague la boda, decidimos que sería en el 2013. El 13 es su número favorito y habría pasado un año y medio para poder ahorrar.
El 2013 ya está aquí, el tiempo pasa VOLANDO.
Lo primero fue decidir el tipo de boda que queríamos. Lo de que no sería por la iglesia lo teníamos más que claro, pero al casarse por lo civil también hay opciones que barajar.
¿Hacemos bodorrio o firmita y comida intima y familiar?
La pregunta del millón. Hicimos cuentas a ojo de buen cubero y os diré que hace falta (aquí en Barcelona) mucho dinero para casarse. Y eso nos echaba para atrás. Pero luego había gente que nos decía que sería un recuerdo maravilloso, que lo pasaríamos genial, que no nos arrepentiríamos, etc etc.
Así que finalmente decidimos que haríamos las dos cosas jajaja! un día la firmita en el registro con comida con la familia de 1er grado y testigos, y al día siguiente bodorrio con ceremonia de mentirijillas.
Cuando tomamos la decisión, sonreímos de oreja a oreja y supimos que era lo que realmente queríamos. Un gran día con gente con la que queríamos estar (no invitaríamos a nadie por quedar bien, no), pasándolo genial y sobretodo con buena música (ya me conocéis :P).