Wilhelmina

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Wilhelmina Behmenburg, nació en Holanda (1939) y con sólo catorce años se trasladó con su familia a vivir a Chicago.



"Willy" (como la conocía su familia y amigos) comenzó a trabajar para la agencia Ford Models y pronto se convertiría en
una de las modelos mejor pagadas de la década de los sesenta.








Wilhelmina era una mujer hermosa, elegante y con clase, la combinación perfecta  que le permitiría lucir las colecciones de alta costura del momento y ser portada habitual de Vogue y Harper's Bazaar.
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Una cara y un cuello de cisne memorables. Poseía una belleza moderna para la época, con un cierto toque “mod” que le permitiría competir con la británicas Twiggy y Jean Shrimpton o la prusiana Veruschka.






En 1965, se casó con Bruce Cooper, un ex productor ejecutivo de ejecutivo del programa The Tonight Show.

En 1967, en lo más alto de su carrera y con el apoyo de su marido, crea su propia agencia de modelos ( Wilhelmina Models) convirtiéndose en poco tiempo en la principal competidora de la agencia Ford, con la que se había hecho internacionalmente conocida.

Mientras dirigía su agencia, Willy siguió trabajando como modelo para revistas como Vogue, posando para los mejores fotógrafos del momento y protagonizando exitosas campañas publicitarias.








Su duro trabajo y habilidad para los negocios, le permitieron convertir a Wilhelmina Models en una de las agencias de modelos con más prestigio, ayudando a formar a nuevos talentos inspirados en su propia forma de entender la belleza, el glamour y la elegancia, muy diferente al que había conocido en la agencia Ford Models.
Reclutó para Wilhelmina Models a los mejores fotógrafos con los que había trabajado y las modelos que descubría acaparaban innumerables portadas de revistas de todo el mundo. Tenía un buen ojo para cazar a nuevos talentos lo que le permitió lanzar las carreras de modelos tan emblemáticas como Gia Carangi o Iman.
255 portadas de revista, incluyendo el record de  ser la única modelo que había aparecido en 27 portadas de la edición americana de Vogue como modelo única.








Fumadora impenitente, murió el 1 de marzo de 1980 a la edad de 40 años tras luchar durante toda una década con su enfermedad, lo que no le impidió trabajar muy duro hasta el último momento y conseguir para la agencia que lleva su nombre el reconocimiento y el prestigio internacional que todavía sigue conservando veinte años después de su fallecimiento.