Revista Literatura

Xi edición: viaje al centro de la tierra

Publicado el 09 agosto 2019 por David Rubio Sánchez
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    ¡Qué frío hace en Hamburgo! ¡Y qué hambre estoy pasando! Menos mal que las navidades me dejaron una buena reserva calórica que si no… Marta, la asistenta del doctor Lidenbrock, pasa el plumero por los minerales apilados en los estantes. De tanto en tanto me mira con reproche por haber causado cierto alboroto en una casa ya de por sí alborotada. Axel, el sobrino del buen doctor y también su ayudante preparador de experimentos, permanece sentado a mi lado en el sofá, si bien sus pensamientos parecen haberlo transportado junto a su amada Graüben. De vez en cuando, unos alaridos atronadores bajan de la segunda planta.
    Como espero haber captado ya su interés permítanme comenzar por el principio de esta curiosa escena que sin duda nos llevará al destino de nuestra primera gala de la temporada.

XI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA

    Hace un par de días llegué a Hamburgo portando a buen recaudo la nota que apareció en mi bolsillo cuando celebrábamos el final de la anterior temporada del Tintero de Oro. Sin duda, aquella nota debía significar algo. Así que en estos meses he intentado descifrarla, siendo ahora el momento de reconocer mi fracaso más absoluto.

XI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA

El mensaje escrito en rúnico

XI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA    El doctor Otto Lidenbrock —la historia de cómo lo conocí es demasiado larga— se mostró entusiasmado cuando le describí el enigmático mensaje. Tanto que no dudó en invitarme a su casa para examinarlo con detenimiento. Así que partí hacia Alemania y en unas horas me encontré en la calle Königstrasse. Una calle bastante vieja y destartalada, aunque me pareció la Gran Vía madrileña o el Paseo de Gracia barcelonés cuando llegué al número 19, la casa del doctor. No solo es que fuera vieja: estaba torcida y vencida hacia los transeúntes, teniendo a bien la casualidad que encontrara apoyo en un olmo secular para evitar la más que segura tragedia.
    Llamé a la puerta y enseguida me abrió Marta. Junto a ella me recibió un reconfortante olor a cocido del que más tarde daría buena cuenta. Al entrar, Axel, todo rubio y sonriente él, acudió enseguida para acompañarme a la sala de estar.
    Iba a aceptar el té caliente que me había ofrecido cuando una marabunta comenzó a despeñarse por las escaleras que conectaban con la planta de arriba. Esa marabunta llevaba un bastón de pesado puño y un ancho sombrero cepillado a contrapelo. También respondía al nombre de Otto Lidenbrock.
XI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA
     —¡Oh! ¿Cómo no se me ha informado de su llegada? ¿Trae el documento? —me dijo a modo de bienvenida.
      —Buenas tardes, doctor Lidenbrock. En realidad, acabo de llegar justo…
     —Pero, ¡y mis modales! —exclamó cerrando los puños de puro nervio—. Buenos días, señor… ¡Caramba se me olvidó su nombre!
      —No se preocupe —dije—, me llamo…
      —Sí, sí, sí. Muy interesante, encantado de conocerlo. —dijo agarrándome la mano—. ¡Por Dios! ¡Déjeme ver esa joya!
   Tanto se movía de un lado a otro que por un momento temí que el olmo secular cediera al movimiento del buen doctor, así que saqué, del bolsillo interior de mi chaqueta, el papel con el criptograma. El doctor no esperó a que se lo ofreciera.
     —¡Magnífico! ¡Magnífico! —exclamó mientras salía disparado hacia las escaleras.
   —Sepa disculpar a mi tío —dijo el joven—. Soy Axel, su sobrino. Llega justo a tiempo para degustar la excelente cocina de Marta.
   Me acompañó al comedor. La mesa ya estaba preparada. Y desde luego necesitaba ese caldo caliente que mi olfato me había anunciado. Alex le dijo a Marta que retirara el plato del señor Lidenbrock, algo que ocurría cada vez que la ciencia le atrapaba con un nuevo enigma, algo que parece ser ocurría con frecuencia.
     El menú consistió en una sopa de hierbas, una tortilla de jamón con acederas y nuez moscada, una lonja de ternera con compota de ciruelas, y de postre langostinos en dulce, todo con el acompañamiento de un excelente vino del Mosela. Si lo recuerdo con tanto detalle no es porque disponga de una gran memoria, sino porque como les he mencionado eso fue lo último que comí, y ya hace dos días. 
    Estuvimos hablando largo rato sobre las extravagancias del doctor. Me advirtió de su nerviosismo y de su mal genio. Al parecer, era motivado por sus dificultades en la dicción, asunto no menor para un mineralogista en cuyo habla habitual debe incluir molibdatos, fangasitas, tungstatos, etc... Me podía imaginar las burlas de sus alumnos cuando su lengua se atrancara.
    Tras terminar la cena, Axel me acompañó al despacho del doctor.
XI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA
   —¡Sin duda alguna es el lenguaje de las runas! ¡De las runas islandesas! Fijaos —dijo mostrándonos un viejo volumen de hojas amarillentas—. Es el Heimst Kringla, de Snorre Turleson, el famoso autor islandés del siglo XIII.
     Al parecer, ese libro contenía las crónicas de los príncipes noruegos que reinaron en Islandia y estaba manuscrito en rúnico por ser esta la lengua de Odín. Ni qué decir que la cosa se ponía interesante y casi esperaba que aparecieran de un momento a otro Indiana Jones o Robert Langdom. Desde luego, los signos del libro y la nota se parecían muchísimo. De repente, el doctor Lidenbroock se volvió hacia nosotros.
      —¡Axel! ¿Cómo es que todavía no has cogido pluma y papel?
      —¿Tío Otto?
     —¡Por Dios, sobrino mío! ¿Qué sangre corre por tus venas? Vamos a pasar el mensaje rúnico al alfabeto islandés.
     Axel suspiró mientras cogía una libreta de piel de un estante. El doctor dirigió su mirada hacia mí, por encima de la lupa.
     —Caballero, ¿dónde dice que la encontró?
     En realidad, no se lo había dicho. No me pareció apropiado decirle que apareció en mi bolsillo tras un viaje a la comarca de los hobbits, así que tuve que improvisar.
    —La encontré en un libro de Julio Verne.
    —¿Verne? No me suena. ¿Cuál es su especialidad?
    —Es un gran escritor. Escribe sobre…
    —¿Escritor? Ya, ya… Fascinante. ¡Axel anota!
   El joven se hizo hueco en la mesa apartando un martillo, un soplete, una aguja imantada y otros cachivaches a los que no supe identificar. El doctor comenzó a dictar letras, una detrás de otra. Al terminar, los tres nos quedamos embobados mirando el criptograma resultante.   
   —¡No tiene ningún sentido!
   Exclamado aquello, el doctor se sumió en un silencio sepulcral. Observaba con tal intensidad la nota que llegué a pensar en que esta podría arder en cualquier momento.
    Y así estuvimos por espacio de dos horas, hasta que Axel le dijo que quizá podrían salir a dar un paseo en el que mostrar al invitado —osease, yo— los encantos de Hamburgo.
  —¿De paseo? ¡He de arrancar el secreto de este documento y no comeré ni dormiré hasta conseguirlo!
    —A veces es mejor despejarse y…
    —¡Ni yo ni nadie en esta casa comerá hasta que el mensaje sea desvelado!
XI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA
    Y así es cómo hemos llegado al momento en el que me dirijo a ustedes. Hace un buen rato que no escuchamos al doctor y Axel parece haber regresado de su paseo imaginario con su amada Graüben, así que aprovecho para proponerle regresar al despacho de su tío. Lo acepta con resignación.
   Encontramos al doctor derrotado en su asiento. La nota y su correspondiente transcripción al islandés permanecen sobre la mesa, bajo una pesada lupa. El doctor Lidenbrock dormita y Axel le toma la temperatura de la frente. Aprovecho, más por un sentimiento de culpa que porque tenga la más mínima posibilidad de entender lo allí escrito, para recoger la nota en islandés y me acerco la lámpara de aceite. Ciertamente no entiendo nada.
   —¡Por todos los cielos! ¡Es Latín! —dice Axel, de repente.
   —¿Latín? —repite el doctor Lidenbrock, abriendo los ojos y levantándose como un resorte.
   —¿Latín? —repito yo.
   —Sí, tío Otto, fíjese por el reverso de la hoja.
   —Dios bendito, ¡qué inteligencia! Está escrito al revés y además comienza por el final.
   De inmediato, el doctor Lidenbrock me quita la hoja de las manos y se la entrega a Axel para que la transcriba en orden. Aun no sabiendo latín, al menos ahora se parece a un texto inteligible. Observo  a Axel y el doctor. Están pálidos.
    —¿Qué dice la nota? —pregunto.
    Axel comienza a leer:
XI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA
     Al terminar, el doctor Lidenbrock. comienza a bailar por la estancia. Abriendo y cerrando armarios de los que saca unas bolsas y maletas.
     —Tío Otto, ¿qué sucede? —pregunta Axel.
    —¿Qué sucede? ¿Será posible que seamos nosotros los privilegiados receptores de un mensaje de Arne Saknussemm, el célebre alquimista? Pero qué digo, ¡el sabio más grande del s. XVI! Axel, ¡prepara tu equipaje! Por supuesto que salimos de viaje. Debemos ir a Islandia a tiempo de ver esa sombra que nos indique el camino al centro de la Tierra. Nos acompaña, señor… —dijo volviéndose hacia mí.
     Esbozo una sonrisa.
     —Por supuesto, pero siempre que me acompañen unos amigos.
     —Me parece bien, cuantos más seamos mejor.
     Así que, inmediatamente, llamé a los 26 amigos participantes en esta primera edición de la 2ª Temporada de EL TINTERO DE ORO.
XI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA

RELATOS PARTICIPANTES

1.  UNA CURA PARA EL ALMA por Arima Rodríguez en su blog EL MUNDO EN PALABRAS

2. CARTA DE UN HOMBRE QUE AMABA por Mª Carmen Piriz en su blog ALGUIEN CON QUIEN HABLAR
3. CUENTO DE INVIERNO por Marta Navarro en su blog CUENTOS VAGABUNDOS

4. EL TORO DE LIDIA por Ana Mª Pedraza en su blog ESPACIO LITERARIO

5. ALGO PARECIDO A UNA CARTA DE AMOR MIENTRAS ESCUCHO UN SAXO por Tara en su blog TARA

6. CHOCOLATE HUMEANTE por Beatriz Vélez en su blog LAS REFLEXIONES DE BEITA

7. MEDUSA por Mirella S. en su blog PALABRAS COMO PÁJAROS

8. EL ÚLTIMO VIAJE por Paco López Castelao en su blog CASTROARGUL

9. UNA LECCIÓN DE HUMILDAD por Paola Panzieri en su blog DE AQUÍ Y DE ALLÍ

10. ACUERDOS HONESTOS por Beba Pihen en su blog AHORAYODIGO

11. ABSENTA Y SABANDIJA por Emerencia Joseme en su blog VIAJE Y FOTOS

12. PANDEMÓNIUM por Bruno Aguilar en su blog MENSAJE DE ARECIBO

13. EL VIAJE DE MI VIDA por María Pilar en su blog RETAZOS DE VIDA

14. UN ACTO DE AMOR por Jorge Valín en su blog ENTRE LAS BRUMAS DE GALLAECIA

15. QUERIDA MUCHACHA por Francisco Moroz en su blog ABRAZO DEL LIBRO

16. ENCUENTRO EN SICILIA por Miry Calabrese en su blog MIS LETRAS Y LA LUNA

17. CRONONAUTAS por Yessy Kan en su blog MANIFESTKAN

18.  HUELLAS EN EL BARRO por David Serrano en su blog BAJO MI EMBARCADERO

19. UNA VISITA PERTURBADORA por Patxi Hinojosa en su blog MIS COSAS, MIS OCURRENCIAS...
20. FEDORA EN BARCELONA por Luigi Callieri en su blog RELATOS EXCLUSIVOS

21. LA MUJER DE LOS TRES NOMBRES por Rebeca Gonzalo en su blog CRÓNICAS DE LA LOCA QUE CAZABA NUBES

22. AGUJERO NEGRO por Carmen Ferro en su blog CUENTOS EN EL ANDÉN

23. BODA Y NARCOLEPSIA por José R. Capel PURPLE en su blog RELATOS EN RE MENOR

24. UN AMOR SECRETOpor Mirna Gennaro en su blog ISLA DE LOS VIENTOS


25. UN EXTRAÑO EN MI CAMApor Puri Otero en su blog DULCINEA DEL ATLÁNTICO

26. JUNTOS OTRA VEZ por Alma Gatuna en su blog ALMA DE GATO
     Recuerdo a los autores que tenéis hasta el día 10 de febrero de 2019 para emitir vuestros votos. Deberéis elegir los diez relatos que más os hayan gustado y otorgar diez puntos al primero; nueve, al segundo; ocho, al tercero... hasta dar un punto al décimo
AVISO: si no enviáis los votos, el relato no contará en la clasificación. También está a vuestra disposición  la comunidad de Facebook, a la que podéis acceder AQUÍ  Nada más por hoy, el próximo día 14 de febrero se celebrará la gala de premios en uno de los mejores lugares que la imaginación literaria pudo crear. Por supuesto, todos estáis invitados a acompañarnos en este...
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  Por supuesto, para el viaje también nos llevaremos nuestro ejemplar de AHORA QUE NADIE NOS OYE, el primer hijo literario del concurso, que podéis adquirir ya en AmazonXI EDICIÓN: VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA
  Y esto es todo por hoy, pero antes de despedirnos, os dejo con la habitual pieza musical de cada edición. En este caso una que estaba deseando insertar desde el primer día y que nos va a poner las pilas para encarar este aventura. No creo que haga falta que os diga cuál es, ni su autor. Con las tres primeras notas seguro que todos os vais a poner a tararear el resto del día...

  

¡Saludos Tinteros!
  Nota: El texto es una versión libre la novela original Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne. En el mismo aparecen algunos fragmentos literales de la citada obra.

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