Dice, no sé que decir cuando me miras.
Digo, no sé qué decir cuando te escribo.
Prácticamente, no hablamos de nada; sólo nos miramos,
tomamos del mismo tetra un vino rojo y barato
y no decimos nada...
Pasean por todo alrededor, nuestros ojos hambrientos,
devoran el pasto mojado, los insectos muertos, los arboles desnudos,
las estrellas etéreas, los charcos sucios,
las mujeres todas, los hombres algunos;
desgastan el aire de tanto arderse buscando,
hasta encontrarnos a propósito, y sin mas remedio que reírnos...
pero sin tener nada que decir.
Por qué?
Porque no tenemos nada en común;
salvo el hambre en la mirada
y la predilección por este plato.
Entonces, qué hago yo, o qué haces vos
o que hacemos l@s dos acá,
sobri@s, con el vaso vacío
y hambrient@s de vernos sin hablar?