Revista Literatura

Xiv edición: robinson crusoe

Publicado el 09 agosto 2019 por David Rubio Sánchez
XIV EDICIÓN: ROBINSON CRUSOE
  ¡Sean bienvenidos a la decimocuarta edición de EL TINTERO DE ORO! ¿Existe algo más hermoso que observar la cúpula de estrellas que la Creación tuvo a bien regalarnos? Quizá sí. Cierren los ojos y acérquense a la pantalla con la mente libre de preocupaciones.
   ¿Lo escuchan? Es el vals de las olas rompiendo contra la playa. ¿Sienten cómo sus músculos se relajan? ¿Cómo su corazón acompasa los latidos con el vaivén acuoso? Pero sigan prestando atención. ¿Perciben el suave murmullo de los palmerales al ser acariciados por la brisa marina? ¿El canto de las aves nocturnas que pueblan esta isla abandonada?
   Si han conseguido escucharlos, seguro que también habrán distinguido el crepitar de una fogata donde se han reunido un grupo de escritores para leer sus relatos.
  ¿Nos acompañan?

XIV EDICIÓN: ROBINSON CRUSOE


  Pese a que no cabrían en esta entrada todos los adjetivos con los que describir el paraíso en el que nos encontramos, solo quienes visiten EL TINTERO DE ORO por primera vez podrían pensar que esta isla desierta era el destino que habíamos elegido para celebrar esta edición. Y es que la vida parece empeñada en desvelarnos sus mayores maravillas solo cuando no las esperamos. 
   Esta edición tenía como lugar de celebración un destino más mundano y lúdico. Las últimas ediciones nos llevaron a lugares un tanto arriesgados y bueno era para nuestra salud disfrutar en esta ocasión de los placeres relajantes de un crucero. Aunque, he de reconocerlo, mi estómago y el mar suelen mantener una relación complicada. Pero ¡todo sea por los escritores participantes!

XIV EDICIÓN: ROBINSON CRUSOE

A alguien se le fue la mano con el Photoshop

   Así que nos decidimos por uno de esos cruceros que anuncia la Shakira (esto es por eso de la SEO y los buscadores) y la verdad es que los primeros días discurrieron de la manera que podrían imaginar: buen desayuno y estancia en la piscina por la mañana; copiosa comida y relax para la tarde; y, por la noche, una animada cena tras la que acudíamos al salón Valparaíso, en el que un trío de cantantes atemporales nos deleitaba con toda clase de ritmos y canciones que invitaban al baile. Demasiada tranquilidad, ¿verdad? ¡Ay, el destino! Lo imagino riéndose sádicamente mientras nos observa enfrascados en nuestros modestos quehaceres, ignorantes de lo que está por venir.
  No suelo precipitarme con las relaciones de causa y efecto. Considero ello como un vano intento de nuestro cerebro racional por entender el universo infinitamente azaroso en el que transcurre nuestra existencia. Pero ahora,  mientras permanezco tumbado en esta playa contemplando las estrellas y escuchando las olas, no puedo quitarme de la cabeza que tal vez la culpa de lo que nos sucedió fuera que me animara a bailar la yenka. Que un servidor baile ya es algo anómalo para nuestra Realidad, pero que me decidiera a contorsionarme con los pasos de esta canción, fue algo que no sé si llegó a desgarrar el tejido del espacio-tiempo, pero seguro que sí fue el detonante de la terrorífica tormenta que se formó sobre nuestro barco.
  Para quienes no conozcan ni la canción ni el baile al que me refiero les dejo este vídeo, con la advertencia de que no asumo ninguna responsabilidad sobre lo que les pueda suceder después si su cuerpo tiene la tentación de entregarse a sus movimientos. Aunque, en ese caso, no duden en relatarlo en sus comentarios.
  
    Al principio, ni apenas nos dimos cuenta. Consideramos que el balanceo del barco era la inevitable consecuencia de los chupitos y cócteles que habían amenizado nuestro paladar. Solo comenzamos a preocuparnos cuando el trio de cantantes atemporales dejó de cantar y las luces discotequeras se extinguieron. De inmediato, el silencio y la oscuridad nos rodearon. Al menos, durante cinco segundos. Después comenzaron los gritos, los empujones y la búsqueda de una salida de la estancia.
  A trompicones, fuimos arrastrados por la corriente de personas que seguían las señales fosforescentes que indicaban la salida en un intento de alcanzar la cubierta del barco, como si ello nos fuera a proteger de lo que fuera que estuviera pasando. ¡Ay, el instinto de supervivencia que a veces nos hace comportarnos como polillas atraídas por el fuego! Llegados a la cubierta, el horror se apoderó de nosotros. Decir que la tormenta descargaba toda su furia sobre el barco sería correcto; pero no del todo exacto. Mencionar que asistíamos a la reedición del Diluvio Universal no sería correcto; pero sí mucho más exacto. 
XIV EDICIÓN: ROBINSON CRUSOE
   Intentamos no perder la calma, por supuesto. Alguien llegó a hacernos notar que lo que le pasó al Titanic no sucedió en el mundo de la Literatura, sino en el real. Que si el crucero era un barco considerable como para pensar que aquello provocara algo más que un terrible vaciado de estómago; o que Shakira jamás nos mentiría con aquello de “Benvenuti a la felicità!”.      Todos esos argumentos resultaron convincentes, pero sucumbieron cuando una de aquellas colosales olas se tragó el barco y, lo que era peor, a nosotros con él. La agonía que en esos momentos nos embargó es algo que dejo a su imaginación o a la pluma de Daniel Defoe:
XIV EDICIÓN: ROBINSON CRUSOE
   De lo que siguió cuando logramos pisar la orilla apenas puedo darles detalle, dado que el infinito agotamiento con el que nos derrumbamos sobre la arena nos hizo desvanecer. Desvanecimiento que terminó cuando, en el caso de quien les habla, comenzó a sentir unas punzadas en la nariz y abrí los ojos.
   El aspecto terrorífico de un monstruo depende de la cercanía con la que se lo observa. La distancia respecto a nosotros es lo que diferencia a una simpática tortuguita de Godzilla, créanme si les digo que un cangrejo ermitaño paseándose sobre nuestras mejillas es algo que nunca olvidaran, y puede que incluso les haga dudar de la Teoría de la Evolución de Darwin. Me levanté como un resorte y pasado el susto observé a mi alrededor. 
   A ese maravilloso alrededor iluminado por un sol capaz de sacar la gama de colores más fascinante que uno pudiera haber alcanzado a contemplar en su vida. Tal era la belleza del mar esmeralda acariciando la arena blanca de la playa; tal era el verde que se mostraba en los palmerales o la colorida flora que los cubría que casi me olvidé de lo fundamental. 
   Estaba vivo.
XIV EDICIÓN: ROBINSON CRUSOE
   ¡Todos lo estábamos! Al menos, todos los que nos interesa para el propósito que nos ha reunido. Tras los abrazos y parabienes lógicos ante tamaño milagro no tardamos en planear las tareas que debíamos llevar a cabo antes de que anocheciera. Afortunadamente, además de a nosotros, el mar había dejado en la costa numerosos restos del barco. Y al propio barco, aunque este en un estado ruinoso. Aún así, conseguimos una buena provisión de alimentos enlatados, mantas y, ¡otro milagro! Conseguimos recuperar nuestros relatos. Algo mojados, pero legibles, pese a que la tinta se haya corrido un tanto.
   Escucho a los autores participantes que reclaman nuestra presencia junto a la hoguera. Los veo alterados, así que acelero el paso. Están como petrificados observando los arbustos, apenas iluminados por la llama de nuestra hoguera. Al acercarme me indican que han visto algo tras ellos.
    ¡Ni habíamos reparado en la posibilidad de que la isla estuviera habitada por algún otro ser bípedo! ¿¡Podrían ser caníbales?! Decidimos acercarnos y para ello recojo el mazo de roqué que conseguimos en el hotel Overlock y que también hemos recuperado del mar. Las ramas se mueven, hasta que finalmente aparece una figura humana, pese a la barba, la melena, la extrema delgadez de sus articulaciones y la desconcertada expresión de sus ojos.
  —¿Quién es usted? —le preguntamos. Aunque enseguida caímos en la cuenta de que lo más probable es que no supiera castellano, así que añadimos—: ¿En-tien-de nues-tro i-dio-ma?
    El tipo se echó a reír. 
  —No desconozco el idioma de Cervantes, pues lo aprendí durante mi estancia en las islas afortunadas. En lo que tengo más dificultad es en entender la dicción de un tartamudo. Me llamo Robinson Kreutznaer, aunque la costumbre inglesa de deformar todas las palabras que no pertenecen a su idioma transformara mi apellido al Crusoe por el que se me conoce. ¿Y ustedes son?
   No pudimos articular palabra. ¡Estábamos ante Robinson Crusoe!

RELATOS PARTICIPANTES XIV EDICIÓN


1. EL RECUERDO DE LO QUE NO PUDO SER por Patxi Hinojosa en su blog MIS COSAS, ¡COSAS MÍAS!

2. LA PERSONISTA por Beatriz Vélez en su blog CAFÉ LITERATO

3. LOS SUEÑOS DE MARGARITA por Beba Pihen en su blog AHORAYODIGO

4. PLENILUNIO por Paco López Castelao en su blog CASTROARGUL

5. SPACE COWGIRL por Bruno Aguilar en su blog MENSAJE DE ARECIBO

6. EL RELOJ DE LA ESTACIÓN por María Pilar en su blog RETAZOS DE VIDA

7. LA CHICA SIN NOMBRE por David Serrano en su blog BAJO MI EMBARCADERO

8. MARÍA Y ARMANDO por Josep María Panadès en su blog RETALES DE UNA VIDA

9. HIJOS DE DAVID por Marta Navarro en su blog CUENTOS VAGABUNDOS

10. LAS VERDADES DEL ESPEJO por Julia C. Cambil en su blog DIMITIENDO DE MÍ

11. LA YAYA SAURA por Yessy Kan en su blog MANIFESTKAN

12. SÍNDROME DE COLORES por Francisco Moroz en su blog ABRAZO DEL LIBRO
13. LOS INHALANTES DEL CALENDARIO por Emerencia Joseme en su blog VIAJE Y FOTOS
14. TE LO VOY A EXPLICAR por Paola Panzieri en su blog DE AQUÍ Y DE ALLÍ
15. COMO EN EL RITZ por Miry Calabrese en su blog MIS LETRAS Y LA LUNA
16. LA SEÑORA RAMONA Y SU HIJA RAMONETA por Conrad Crad en su blog RELATOS FANTASMA
17. SIMETRÍA ROTA por Luigi Callieri en su blog RELATOS EXCLUSIVOS
18. LA DESPEDIDA por Araceli Rodríguez en su blog LA ESCRIBIDORA
19. UNA SOCIEDAD MUY ORIGINALpor Puri Otero en su blog DULCINEA DEL ATLÁNTICO
20. VUELO por Alma Baires en su blog FRAGMENTOS DE ALMA
21. ¡TE ACUERDAS, MAMÁ! por Mª Carmen Piriz en su blog ALGUIEN CON QUIEN HABLAR
22. NO OLVIDAR por Jorge Valín en su blog ENTRE LAS BRUMAS DE GALLAECIA

     Recuerdo a los autores que tenéis hasta el día 10 de mayo de 2019 para emitir vuestros votos. Deberéis elegir los diez relatos que más os hayan gustado y otorgar diez puntos al primero; nueve, al segundo; ocho, al tercero... hasta dar un punto al décimo
AVISO: si no enviáis los votos, el relato no contará en la clasificación. Podéis consultar AQUÍ las bases. También está a vuestra disposición  la comunidad de Facebook, a la que podéis acceder AQUÍ o, si lo preferís, la comunidad de MeWe AQUÍ.   El próximo día 15 de mayo se celebrará la gala de premios, y seguro que pasaremos una velada de lo más agradable conversando con el gran Robinson Crusoe.
  ¡Ah! ¿Recordáis aquello de qué libro te llevarías a una isla desierta? Pues no os compliquéis la vida, os invito a leer AHORA QUE NADIE NOS OYE, el primer hijo literario del concurso, que podéis adquirir ya en AmazonXIV EDICIÓN: ROBINSON CRUSOE
  Y antes de despedirnos vamos con nuestra pieza musical. ¿Acaso pensaban que sería la Yenka? En esta ocasión les recomiendo escuchar el segundo movimiento de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak. Ni qué decir que los transportará a un edén.


¡Saludos Tinteros!


Nota: El texto es una versión libre de la novela original de Daniel Defoe, Robinson Crusoe, que este mes cumple 300 años desde su primera publicación.

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