Nuestra venganza es el amor, Veronique,
te dije aquella noche en Pont des Arts,
el frío nos hacía temblar las manos
-el frío, el amor-
desear un café con leche calentito que nos costara cinco
francos
mientras buscábamos dónde diablos
echarnos a dormir esa noche
sin atraer a los flics
y tú chupabas hasta el tuétano
hasta el capullo
el último cigarrillo de la caja.
Es seguro que nuestra venganza será el amor
poder amar, todavía
poder amar, a pesar de todo
a pesar de según sin dónde cómo cuándo
pero antes, te juro -me dijo Veronique-
me gustaría mucho
mandar a la mierda a unos cuantos hijos de puta,
porque soy civilizada,
y hago el amor con preservativo.
Cristina Peri Rossi. Estado de Exilio.