Hace poco rato conversaba por MSN con FELO sobre mis mañas. El comentario fue tan simple como “Por favor tutéame que me incomoda que no lo hagan” y como me preguntó por qué me incomoda, mi respuesta fue “Porque entre las mil mañas que tengo, ésta es una más. No hay un por qué que conozca”. Según él, puede deberse a una “Crianza estricta, relación lejana con el papá o el ser hijo único”. Sólo encajo en la primera causa probable.
Y aunque a un pobre zer como yo no le importe mucho cuáles son los por qué de las mañas, sí me gusta sociabilizar de cuáles padezco y extender el tema al otro lado de la pantalla, a que me cuente cuáles son las suyas. Empiezo yo:
- Me emputece que me despierten: Cuando estoy durmiendo plácidamente y me despiertan, no se dan el tiempo para pensar que pueden interrumpir un buen sueño o restarme horas de descanso. Mi reloj biológico no está tan ajustado y a veces se atrasa.
- Me emputece que no me despierten para tomar desayuno: Pero la comida tiene más peso que el sueño y, cuando no me despiertan para comer, arde Troya.
- El agua de la ducha tiene que estar a punto de hervir: Encuentro que pocas cosas dan el placer que el agua a alta temperatura cayendo por la espalda y quedarse ahí un buen rato (y aquí me retan los defensores del medio ambiente). Incluso a veces me quedo dormido debajo de la ducha... si es lo más cercano que tengo a una terma.
- Tengo que echarle agua fría tanto al café como al té: Pero mi boca no soporta los líquidos tan calientes. Un buen chorro de agua fría o un hielo es lo mejor para enfriar las bebidas calientes.
- No me gustan los números impares: Aquí no hay un por qué... Sólo no me gustan.
- Como consecuencia de la anterior, tengo que poner el volumen de los aparatos en un número par: Y significa un dilema que no le ponga el volumen en números impares porque mis oídos siempre encuentran que se escucha mejor en 17 que en 16, por decir números.
- No confío en los cajeros automáticos: ¡Ah, no... los cajeros no!. Son un mal necesario en mi vida y siempre prefiero hacer la fila para depositar. Jamás he tenido una mala experiencia con un cajero salvo un día, hace años atrás, cuando estaba ebrio y no me acordaba de la clave para sacar plata.
- Me gusta llevar la contra aunque signifique ser inconsecuente: Según yo, la consecuencia no es algo imperativo de socializar, por lo que prefiero quedar como inconsecuente a quedarme callado. Una estupidez de mi parte.
- Cuando camino sin rumbo sigo los semáforos en verde: Es un relajo y agrado tan grande caminar sin rumbo y sin detenerse. Es como si alguien-que-no-conocemos quisiera fijarme un rumbo. Aprovecho de sonreír cuando lo hago... y ojalá con un Smoothie en la mano.
- Duermo mirando hacia la pared con una mano en ella como si la afirmara: Esta me la han contado y me han mostrado fotos. Invocaría a Freud para encontrarle un por qué.
- Me gustan los patrones simétricos como en los tableros de ajedrez: Una vez el Gerente en Turno del hotel donde trabajaba me dijo que a los hoteleros les gusta la simetría porque bla bla bla. Y quedé con la maña esta. Es adquirida.
- Sigo la regla de los tercios cuando tomo fotos y ubico al mono en un extremo: Porque la única persona que es el centro de atención soy yo ajajajaja.
- No me gusta cuando alguien se toma fotos frente al paisaje/locación donde está: ¿Para qué echar a perder una composición que podría ser perfecta? Si una persona saca una foto y me dice "Yo estuve ahí", créame que le voy a creer pero ¡No ensucie la foto!.
- Trato de no sentarme en los asientos de la micro que no van sobre las ruedas: Cri--- cri.
- Compro los primeros asientos de los buses interurbanos al lado de la ventana: Ah, pero esta tiene una justificación: Cuando compro un asiento que tenga otro adelante, por lo general me topan las piernas o los tontones de adelante no comprenden que uno lee o hace cosas mientras viaja y que su asiento interrumpe mi quehacer.
Y así suman y siguen.
Para mi no representa un conflicto o incomodidad convivir con ellas a diario pero a veces siento que los que me rodean no miran con buenos ojos el hecho de seguir ciertas meta-reglas en mi cotidianidad. Y aunque está lejos de importarme, a veces se convierte en un buen tema de conversación para amenizar un rato con información poco relevante.
¿Y cuáles son sus mañas?.
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