Vuelve la historia que llevas queriendo escribir todo el verano para decirte que es ahora y no en otro momento cuando quiere ser escrita (y tú, obecedes).Vuelve ese personaje que tenías atragantado para conquistarte (y tú caes).Vuelven las palabras, las horas de sueño gastadas en el teclado (donde las teclas también se desgastan) y vuelven las ganas de aporrearlo y seguir adelante y, esta vez sí, hasta el final.
Todo vuelve. Como si explotase.¿Has sentido alguna vez algo así?