Este relato es de caracter erótico. Las voces de los famosos son pobres imitaciones, debido a su contenido les aconsejamos que no lo lean.
Banda sonora del relato
Y despierto… ¿Dónde estoy? Tumbado en una cama de matrimonio con la colcha un poco arrugada, y oliendo a tabaco.
Habíamos tenido algún rifirrafe los últimos días, pero espero que vengas. Sonrío al verme a tantos kilómetros de mi adorado Madrid. La habitación de este hotel de Santander me hace sentirme frágil, pero pronto tus brazos me rodearán. Aquí he despertado, y aquí es donde más te echo de menos, en este lugar donde nunca he visto tu imagen. Sigo sintiéndome mal por los celos, ya que sé, que Raúl no tiene ninguna oportunidad contigo. La última riña no fue importante, seguro que pronto aparecerás por esa puerta. Simplemente se me hacía raro quedar en Santander, siendo tú de Salou y yo de Madrid. Raúl es de Santander…
Y despierto… dos golpecillos sinuosos a la puerta de la habitación, seguidos de un: -Abre, soy yo. Ellos los culpables de mi despertar.Que débiles tengo los muslos, les cuesta siquiera existir, y mi mano… que lentamente se acerca al pomo. No quiero balbucear cuando te vea. Abro la puerta, y maldigo mis ojos. Mis ojos no merecen contemplar toda la belleza que veo. Nadie merece percibir, la definición más pura de maravilla.
- Ho… emm... hola –consigo balbucear como medianamente puedo- pasa, pasa.- Lo vamos a hacer así, después de tanto tiempo. Que pena…
Ahí es cuando te agarro fuertemente del cuello con mi mano derecha, y mientras acaricio tu mejilla con mi pulgar, aprieto tú nuca con el resto de dedos, para que notes mi lengua como juguetea. Me agarras fuertemente del pelo, me apartas, y cuando uso mi brazo izquierdo como palanca, y consigo aferrarte con fuerza; echas hacia atrás mi cabeza y me muerdes el cuello. Dejo caer mi mano derecha, y apreso mis dedos detrás de tus nalgas, las noto tan duras que me pongo más cachondo aún. Te aprieto contra mi, quiero que notes como me palpita, quiero que sientas lo dura que se me ha puesto. La siento caliente, porque sé que está pegada a ti.Siento un dolor agudo, un pinchazo, y veo como te apartas de mi cuello; tienes el labio inferior manchado de rojo. Me toco cerca de la nuez y veo que sale un poco de sangre, mas tu cara, relamiéndote de gusto, me excita de sobremanera.Nadie, nunca, en ningún lugar, dijo tanto con una mirada como tu en este momento. Te llevo de la mano… te llevo a la cama. Te dejo de espaldas a ella, y comenzamos otra vez a besarnos. Despacio, pero forzando los labios al máximo, se acercan tanto, que consiguen traspasarse el uno al otro.Vuelvo a comprimir nuestras pelvis, apretujados otra vez, tú eres muy femenina con tu contoneo, suave y delicado.
- Carlos… puedes hacerlo mejor… necesito sentirme más deseada… -suspiras de forma arrítmica-.
Ahora serás mi víctima, al no haber traído un cinturón. Te bajo rápidamente el pantalón con las dos manos, y comienzo a lamerte el pubis, mordisqueo tus muslos y espachurro tus glúteos, mientras te acerco más a mi. Agarras mi cráneo y me obligas a comerte por dentro, tan mojada y dulce… Meto la lengua hasta el fondo, y tus labios vibran… emiten un sonido que me pone cachondísimo, y me sigues obligando a comerlo.Me empieza a doler, de tantas ganas que tengo de hacértelo. Me detengo un instante para bajarme fugazmente el pantalón, empujarte a la cama, echarme encima de ti, y meterla hasta el fondo, donde ahí permanece hasta este momento.
Y despierto… Llaman a la puerta, una habitación, y tengo los calzoncillos mojados. Me apresuro a la puerta, la abro y te veo a ti y a Raúl cogidos de la mano.
- ¿Qué haces aquí Carlos?
No debí haber venido, nunca he pasado un momento tan bochornoso en mi vida. A cada peldaño que bajo, el mundo se separa de mis pies. No debí de haber discutido contigo. El pensamiento de que no te querrá tanto en cien años, como yo en un segundo, se esfuma… Me queda el pensamiento de que el es mejor.Sigo bajando por las escaleras, y despierto…
En una habitación llena de humo. Me levanto, veo una bañera llena, y vaho en el cristal. ¿Qué sucede? Cabizbajo me dirijo a la mesilla, pulso la tecla del móvil para que ilumine mi rostro, que contempla nada. Ninguna llamada, ningún mensaje.No veo nada interesante en la televisión, seguramente alguna película que me apetezca ver, pero todo se me torna estúpido en este momento. Son las 5 de la mañana… no has venido. He bostezado, ni siquiera he contado cuantas veces lo he hecho. Es muy tarde… No has venido.
Y despierto… despierto en mi habitación. Ni siquiera he ido. Ni siquiera merezco ir. Pero, don't you forget about me.