El que me haya pasado un miércoles hasta las 3.0 de la mañana formando la palabra pene mediante la propia palabra, me ha hecho reflexionar sobre lo que es la amistad. Y es que realmente podría ahora escribir un ensayo sobre este sentimiento humano, pero no es necesario porque esta ahí arriba, sobre este párrafo.
Los amigos son realmente increíbles. Pero siempre se habla en masculino. Y esta vez lo voy a cambiar, porque también eres muy muy importante para mí, cada día.
La historia es la siguiente:
Llamadas al teléfono durante casi todo el día.
Se cansa de mí. La canso. Me canso yo luego.
Le cuelgo.
La vuelvo a llamar.
Hablamos. Me río. La enfado.
Me cuelga.
La volveré a llamar.
Y es que es como una enfermedad de esas que te hacen comerte las uñas y desgarrarte las manos, arrancarte los pelos. Eso es la amistad.
Lo que realmente creemos que es rutina, no tiene porque serlo. Para mí es algo tan básico como respirar o comer, y probablemente exista en mi cuerpo un ganglio especial que me incita a estar en contacto contigo.
Eso no es malo.
Nadie puede ver desde fuera lo que hay aquí adentro, ¿para qué? Sigue siendo parte de esa sensación inexplicable que me permite ser como soy cuando estoy contigo.
Se pueden interpretar las palabras de muchas formas, como queráis, me da igual. Lo cierto es que el amor (ese que derrite los hielos) se queda corto cuando la A no se limita a quererte, sino que realmente lo siente así, porque no existe obligación ninguna; la M te deja verla sin maquillar o maquillarse, y te sorprendes a ti mismo cuando te apetece quedarte simplemente allí sin hacer nada; la I se deja querer y te da muchos momentos cálidos; la S te hace cosquillas en las mejillas y te permite jugar con las muecas de la risa; la T que seguramente si se enfada te pega directamente en la espinilla y se va y te da un abrazo; la A sigue queriéndote y acordándose de ti; la D hace las veces de almohada y llegas a conectar la respiración y puedes dormir, y realmente descansas y no te importa pensar que pueda saber si roncas o si hablas en sueños.
No, no es la definición de nada. Borra las letras. Quita el texto.
Son flashes de mi vida que pasan por mi mente cuando cierro los ojos y pienso en la persona con la que los he compartido. Yo sólo puedo decir que no me arrepiento de ninguno de ellos, ni tampoco de todos los que te voy hacer soportar en el futuro porque te lo digo con palabras y luego te lo muestro, en el fondo, con acciones. No voy a desembarazarme de nada, ni va a ver algo que pueda joder lo que vivimos, porque estamos desvinculados de las trampas de los cuentos y de las relaciones de las parejas.
Piensa en lo que te digo cada vez que me dices que no te quiero.
Quizá algunas personas no puedan entenderlo. Pero existen cosas que no tienen porqué ser explicadas, porque fuera de la explicación, existen muchos más momentos inolvidables.
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