Y la pesadilla se hizo realidad: Wilstermann a Segunda

Publicado el 29 noviembre 2010 por Perropuka

Foto: Los Tiempos

¿Cómo se puede pasar en menos de seis meses, de la celebración más ruidosa de un campeonato al llanto e histeria colectiva que provoca el descenso a los ‘infiernos’ de segunda división? ¿Qué país es este que permite este tipo de ‘calamidades’?, ¿Quiénes son los ‘iluminados’, que no contentos con perpetuarse, idean este tipo de torneos? No recuerdo otro ejemplo en la historia futbolística local, que un equipo de segunda división (lo será el año 2011), juegue el torneo de clubes más importante de América. Similar situación, atraviesa el Goiás brasileño, ahora finalista de la Copa Sudamericana, que el próximo año podria jugar la Libertadores. 
A pesar de que no figure en los reglamentos de competición, objeción alguna acerca de esta rocambolesca situación, que un equipo de segunda división nos represente en un torneo internacional, es sin embargo, un hecho vergonzante para el cada vez más ‘folclórico’ y depauperado balompié boliviano. ‘Es culpa de la pobreza económica del país’, dirán algunos teólogos del fútbol, pero entonces, ¿cómo se explica que Uruguay y Paraguay tengan mejores equipos y por ende mejor fútbol, si sus economías son más pequeñas que la boliviana? 
Ahora que el equipo aviador acaba de cumplir 61 años de vida, nunca voló tan bajo como estos últimos años. Qué lejanas y nostálgicas, se harán esas tres etapas de los ‘años dorados’, la última a inicios de los 80’s, que contó con la participación del mismísimo Jairzinho, compañero mundialista de Pelé, que no obstante sus avanzada edad, proporcionó a la parcialidad ‘roja’, tardes inolvidables de fútbol. 
Increíblemente, a pesar del mayoritario arraigo popular, es realmente desolador y patético, que la ¿institución? aviadora cochabambina, no tenga hasta ahora instalaciones deportivas propias y cada temporada tropezaba con el infinito calvario de conseguir canchas para sus prácticas. 
Visto así, tras varias temporadas jugando al borde del descenso, aunado a unas pésimas gestiones directivas, que han sumido a la entidad en la bancarrota económica, lo inevitable se hizo patente. Lástima por algunos buenos amigos incondicionales wilstermannistas. 
Una lección de humildad a ‘esos esforzados’ hinchas que no escatiman su orgullo de pertenencia y soporte al equipo en tiempos de bonanza. 
Regocijaos, al menos los boletos ya no costarán tanto como en las tardes de domingo.