Revista Diario

Y la vida sigue...

Publicado el 25 octubre 2021 por Evamric2012
Y LA VIDA SIGUE...

Cuando apenas acababa de comenzar el año para nosotros, y empezábamos a desempolvar los expedientes del año anterior,  a llenar paulatinamente de nuevo   el casillero,  a programar conferencias para el año en curso, a reservar anfiteatros, a acoger a los estudiantes, a observar el desparpajo de unos y la timidez de otros, a dar la bienvenida a nuevos colegas  entre cócteles y tentempiés -a los que ya no voy por la palabrería en la que se cuelga la infinita sombra de la hipocresía-. Llegó así un año más (si bien éste no pude asistir porque mi cuerpo no podía más) y les dejé que nos plagiasen los discursos, los que sintetizan la palabra y que disfrazan de elegancia cuatro estupideces. Hoy que los aplausos me lastiman, que los silencios cada vez más me llenan, y que contigo le sobran al tiempo saetas para clavarse donde quieran en mi cuerpo. 


Sin sus más pero con sus menos la vida sigue con mil delirios tintados de fresa y malva al ver desfilar las ilusiones que se bañan en escupideros, aunque pese a todo nos queda la satisfacción de un año más entre los dientes del lobo saliendo ¿indemnes?,  ya que mantenerse en pie es un triunfo y un pulso ganado a la intemperie donde germinan los sentimientos.  

Es hora de tomar el tren, desde la misma estación de siempre, de dejar la ciudad y regresar a otra en la que nos cambiaron el nombre de las calles. Que de todo se cansa una, hasta de abrirse el pecho a descubierto, de contar mentiras, de decir verdades, de ficción y realidades, de expulsar  y clamar voces, de lanzar un grito, y hasta de vomitar nadas.

Ahora debo dejar que mis alas me abracen, y abandonarme a la belleza entre la música y aquellos libros que siguen sin rasgarme la sensibilidad escrita a mano.

En este instante, el tiempo es de Cronos, ese Dios impasible que nos muerde la impaciencia y nos hace cada día más humildes y mucho más vulnerables.

Me duele el pecho y la escritura que salda deudas entre tú y yo; recorro un limbo de calles sin nombre, una guía perdida en la ciudad sin manual de arquitecturas perennes, todo estaba en vilo tras un vidrio de azúcar y sal, y hay que tirar p'alante. 

Que la vida sigue hasta donde nos lleven sus pasos.

Y porque sé que este noviembre, al regresar al anfiteatro, sentiré ese cosquilleo que año tras año me hace sentirme viva al ver tras el cristal de vuestras pupilas miles de futuros y sueños por cumplir de los que me haréis partícipe.

Estrenamos una nueva temporada, tras bambalinas y entre bastidores, aunque cada vez quedan menos apuntadoras, "apuntadoros" y apuntadores.

Me calzo un traje de lentejuelas, y las luces tras la claqueta, difuminan una nueva ilusión por estrenar.

Mientras la vida siga... 




P.S. Gracias a todos-as-es por vuestra paciencia, pero es que hay días en los que quiero llegar y cuanto más quiero, menos os llego. Una discopatía degenerativa está haciendo de mí lo que le viene en gana, y va a ser que no. ¡Ésta no sabe con quien se las gasta!. Que en plazas más grandes he toreado :)))

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