Esa es la pregunta de un conocido chiste en el que un excursionista cae por un barranco y se puede agarrar a la rama de un árbol. Desesperado, exclama: "¿No hay nadie por ahí?" y suena una voz grave y estruendosa diciendo: "Hijo mío, soy Dios, déjate caer que mis ángeles te recogerán antes de que llegues al suelo". El excursionista, firmemente agarrado a la rama grita: "Gracias, Señor; y ¿no hay nadie más?"
Siento empezar con un chiste un tema tan serio como el de los miles de parados a los que se les va acabando el subsidio y se quedan sin nada. Debe de ser muy estresante. Hace muchos años en España sobraban médicos y faltaban dentistas. Ahora la tortilla ha cambiado, sobran los últimos y faltan los primeros; recuerdo que hace bastante tiempo un amigo mío con tres hijos y su mujer "ama de casa" se quedó sin trabajo, cuando rebosaban especialistas. Noches sin dormir, días sin comer por la angustia económica durante tres meses hasta que lo encontró y ahora es un reputado traumatólogo. Según datos recientes, el 7,2% de los hogares españoles tiene retrasos en los pagos, un 13,7% llegan a final de mes con mucha dificultad y un 19,5% es la tasa de riesgo de pobreza. Muchas familias están al borde de la desesperación.
Cuando observo estupefacto la manifestación en contra de la decisión del TC con unión aparente de partidos que se ha deshecho en el debate de la nación, la exaltación de la "roja" y la unidad nacional y un debate de la nación mezquino en el que solo se sabe decir: "Pues mira que tú lo haces peor, borrico" me pregunto intranquilo: ¿Y no hay nadie más que sea sensato, estadista, desprendido, honrado, creíble, claro, cumplidor y con otras cualidades para votarlo?
Soy optimista porque no hay mal que cien años dure pero si pudieran ser cinco, mejor. Cada día estoy más confundido con los políticos y los partidos. Deseo de todo corazón hacer un voto útil pero ¿a quién?