de Daniel Handler
Chico
Te entrego esta caja, Ed. Dentro está todo.
La entrada de cine para ver la película en la que nos dimos nuestro primer beso, aquella nota tuya que tanto significó para mí, el peine del hotel donde perdimos el sentido… y algo más, el plano que dibujamos para intentar asistir a mi fiesta y a la tuya, tan incompatibles como nosotros, la goma con la que me recogí el pelo la primera vez que cocinamos juntos, todos estos pétalos, ya secos, el bolígrafo con el que escribo esta carta y el resto de cosas.
Te devuelvo la caja y todos los recuerdos que contiene, Ed.
Aquí la tienes. Toda nuestra historia. Toda la historia de por qué rompimos.
No es un libro perfecto y sé que a mucha gente no le ha gustado. No tiene prácticamente historia, ni apenas misterio y los personajes pueden resultar un poco… Raros. Es Min quien presenta a todos los personajes, así que sólo podemos hacernos una idea de cómo son a través de sus sensaciones. Y dado que es una carta, no esperemos grandes descripciones. Su construcción, al igual que la de la historia, se consigue a través de mil detalles y pequeños gestos.
Intento encontrar una razón objetiva que explique por qué me ha gustado tanto este libro y sólo encuentro una explicación más allá del estilo de Handler. Cuando leo, me gusta que el escritor me haga creer que esos personajes y su historia podrían ser reales, pero al mismo tiempo, me gusta mantener el halo literario. Es decir, notar que pese a todo, la historia que esconde esa novela es una creación literaria más que un reportaje periodístico. Por eso no suelen gustarme los libros con mil y una referencias demasiado modernas (“Me levanté, me coloqué mis guantes de Hello Kitty comprados en Stradivarius mientras escuchaba el último CD de Rihanna. Luego desayuné leche con Cola-Cao y un Kinder Bueno”). No es que odie profundamente todas esas referencias, pero sinceramente, me sacan de la historia, me apartan de la magia que comporta leer una novela (al menos cuando están metidas ahí con calzador, no cuando responden a algo lógico como sería el caso del ejemplo exagerado y absurdo que he puesto).
Y por eso rompimos mantiene ese halo literario. Es imposible, im-po-si-ble, que Min hubiera escrito esa carta en un trayecto en furgoneta y poco más. Como lectora, soy consciente de ello, pero la verdad es que no me importa en absoluto. El resto de la historia es creíble, así que esa licencia está más que justificada. Me creo la historia y aunque ella misma me dice “eh, ¡soy ficción!”, me la creo.Y me gusta porque me recuerda que es ficción al mismo tiempo. (¿Estoy siendo muy incomprensible?)
Poco más tengo que decir (y poco más querréis leer a estas alturas). ¿Si lo recomiendo? Sí. ¿A ciegas? No. Es un libro peculiar y ya se sabe que para gustos los colores. A mí me ha enamorado y eso es todo cuanto puedo deciros para convenceros de que le deis una oportunidad.
Y por todo eso, Daniel, por eso me conquistaste.