¡y, sí llevo unos días tristes!

¡Y, sí llevo unos días tristes!
¡Te deseo un día triste, sí al menos un día triste!, revindico el derecho a estar triste, a estar enfadada, es importante reconocer y vivir estas emociones para apreciar el amor, la amistad, la alegría de la vida.Vivimos rodeados de un marketing que gira alrededor de la Felicidad como algo permanente, empresas publicitarias que nos lo recuerdan cada día, pero pocas empresas publicitarias nos recuerdan que podemos estar triste.La tristeza no es popular, tiene mala prensa, mala fama e incluso nos dicen que no estemos tristes; acuérdate “los niños no lloran”, las niñas que lloran o están tristes son débiles”, “ñoñas”.A veces creo que vivimos bajo la imposición del pensamiento positivo, que siempre tenemos que tener pensamientos positivos, palabras bonitas, pero ¿cómo trabajar las heridas del corazón, del alma, de la niñez? Sin tristeza no existe el reconocimiento del verbo Amar; Revindico el derecho a estar triste al menos cada vez que perdemos a un Ser querido, al menos cuando echas de menos personas que quieres tanto que a veces te cuesta respirar cuando vienen pensamientos de pérdidas.Habitar palabras (término del maestro Luis Castellanos), me gusta habitar palabras, me gusta porque las vivo y me emociona pensarlas y sentirlas o, al contrario, me da igual como quieras utilizarlaHonestamente, para apreciar la abundancia es necesario experimentar la tristeza de la carencia, vivirla y entonces solo nos queda subir vibraciones, subir la onda de la energía y concederte el placer de Amar la vida y abrir tu corazón.Reivindico un día triste para apreciar la risa a carcajada, para valorar las personas que son hogar y sobre todo para apreciar los contrastes, la felicidad es esa utopía que siempre está en la punta de los dedos y muy pocas veces la apreciamos, se nos escapa, es muy sutil.