Revista Diario

Y si lo mejor que puede pasarnos es la distancia ¿...?

Publicado el 29 marzo 2014 por Lurhall
Y si lo mejor que puede pasarnos es la distancia ¿...?
¿¿Y si te siento más cerca a pesar de los kilómetros?? Quizás lo que mejor le venga a una amistad para fortalecerse, para crecer, para hacerse nostálgica y tener momentos dorados sea alejarse. Porque sólo con kilómetros de por medio puedes recibir paquetes, cartas, fotos y pedazos de la tierra que compartisteis en pequeños botecitos de plástico. Porque sólo estando realmente alejadas puedes coger el móvil y comenzar una conversación real, mientras te tiemblan las manos, le susurras a la pantalla, te lo acercas, te lo alejas, te lo aprietas contra el pecho... En resumidas cuentas calmas a base de “móvilmientos” el nudo en el estómago que te inquieta, te perturba...
Y si lo mejor que puede pasarnos es la distancia ¿...?
Lo realmente emocionante es tu propio re-descubrimiento, en este caso el mío. De repente hablas con una amiga, unos 50 minutos, os aguantáis las penas, compartís adversidades y cuando cuelgas sientes: “¡Eh! Esta soy yo otra vez, la de siempre”. Y sí, esta es la forma más egocéntrica de ver la amistad, pero es que acaso no es amistad, AMISTAD EN MAYÚSCULAS, cuando te hace sentir mejor que nunca, sentirte realmente bien. Y esa conversación de 50 minutos perdería magia, mucha magia, si estuviese cerca, si viviese a menos de 800km... Y puedo tomarme la licencia de recordar con enorme nostalgia cómo un día de camino a la playa en donde comeríamos y a la vuelta de un viaje en tren lloraba en tu coche,mientras me quitaba kas gafas negras y un lagrimón caía sobre mi camiseta "I love Berlín"; o cuando te hacía té, o aquella vez que te embadurnaste con leche condensada mientras reordenabas tu vida sentimental, o esos momento de histeria nocturna en la que simplemente querías tirar por la borda tu relación, la idea del amor, los hombres como concepto y todo lo que en ese momento se te pusiese por delante. Cualquier sábado, viernes o martes (pocos domingos) esperando a que sonase el timbre de ese telefonillo el bajo, sube o simplemente pulsar ese botón verde para abrir las puertas. Es verdad, la distancia en muchos aspectos nos ha hecho bonitas y ha convertido nuestros días juntas en perpetuas celebraciones, los disgustos en tardes míticas y las fiestas en acontecimientos casi históricos. Ahora cuando nos vemos cocinamos juntas, amasas mi pan, duermes en mi cama y sobre todo lloramos, lloramos y lloramos. ¿Acaso no convierte esta distancia nuestra amistad en algo fuera de serie...?
Y si lo mejor que puede pasarnos es la distancia ¿...?
En realidad esta es otra manifestación de mi optimismo exacerbado, la realidad es que donde esté pasar de  ver a tus amigas hoy porque ya las verás mañana, que se quiten todas las cartas, paquetes, fotos y mensajes... Pero con algo habrás de consolarte.  

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