Y son niñas

Publicado el 04 julio 2010 por Emibel

La niebla envuelve el ambiente de la ciudad. Apenas hay gente caminando por las calles resbaladizas de lodo.
Un puente separa las dos partes de la ciudad, tan sólo un amasijo de hierros corvados por donde circulan los vehículos visionan las grandes diferencias de una y otra parte.
En una de ellas las niñas de trenzas doradas y lazos de colores rosas, blancos y limpios rostros preparan sus exquisitos desayunos frente a una gran cristalera. Se abstraen en sus pensamientos si cogen de esos filos dorados de los platos ricos croissants ó untan una cremosa margarina en esos gruesos tostados panes. Despiertan de sus ensoñaciones oyendo las voces de las cuidadoras dispuestas a llevarlas al selecto colegio monjil.
Al otro lado huele a basura, las ratas corren por las estrechas y barrosas callejuelas.
También hay niñas, niñas de pelos alborotados, enredados, sin lazos, niñas de rostros sucios y uñas mugrientas. Van correteando por las calles, ellas también van a desayunar, van de las manos de sus madres, no saben qué desayuno les espera, también podrán elegir; es tan amplio el espacio.
Muchas bolsas de basura de múltiples colores, unas sobre otras formando enormes montañas y todas la niñas con los ojos bien abiertos dispuestas a echar a correr, rebuscar entre las bolsas y ver cual será el desayuno de hoy.
Y todos viven bajo el mismo cielo, la misma niebla pero el sol no es el mismo en ambos lados del amasijo de hierros.
Autora: Emibel