Todo por un sueño... o dos.
Enredé, sus cabellos, sus ojos, sus esperanzas,
sus labios en hambre y sed de miel,
su piel, sus venas.
Jugué en su ombligo y su placer.
Y voló y voló.
Y volé y volé hacia ningún lugar,
sin ningún porqué,
a un cosmos sin ningún cómo.
Solo sé que fui, solo sé que fue.
Un sueño, una gota de puro cristal
que rodó y rodó en todo mi universo.
En ella quizá fui un verso sin explicación,
sin testigos, sin amigos.
Una miga en el horno en tiempo indeterminado
Solo sé que
a ciegas segué una flor de su alma.
Quemó.
Quemé a un ángel.