Ya de niña.

Ya de niña jugaba,
era Carmen, la Lola y la Montiel,
con mantón de madroños
manila y clavel.
Con rojos zapatos, lunares
volados... y aquél
amor imposible
que sentía por el Cordobés.
Lo acompañaba en la arena,
me ponía entre el toro y él,
le besaba la boca
y ay, Dios, cómo ardía mi piel!
Recitaba "Las Manolas"
mejor que la Mistral,
y el patio era el "tablao"
en mi porteño arrabal.
Por un rato dejaba
que mi infancia de cristal,
creciera de golpe y urgente
enamorada de un chaval.
Y bailaba rojo flamenco,
seguidilla, jota y "soleá"
pasodobles y muñeiras
en mi sureña ciudad.
No entendía "la bien pagá"
ni el "puñao 'e parné",
ni la Zarzamora y el beso,
y eso de que "era tarde"... para qué?
Ni el "favor de la Dolores"
ni la "Carmen" de Merimée.
Ni las "Bodas de Sangre",
pero ya me bebía el concierto de Aranjuez.
Y al tiempo crecí, y juré
ir algún día a España
para vengar al abuelo Andrés
el de Palma y Baleares. El que

me acunaba en cantares,

el que nunca ví después.

Pero...por oscuros designios,
ya no soy niña ni juego
con castañuelas, ni canto,

que estoy como "la parrala"

que ni beso a Manuel en el ruedo,
que ni fuí la Carmen, ni la Sara,
ni Lola, ni nada.